Programa de vivienda de Rivera ayuda a los empresarios, no a los compradores de casas
El convenio que –ayer– suscribieron el ayuntamiento de Puebla y una importante cámara empresarial para construir 4 mil casas en los próximos 3 años se planteó como la alternativa para resolver el problema de la vivienda popular y reactivar el empleo en la capital. Sin embargo, la manera en que está diseñado se encuentra muy lejos de los objetivos planteados. Es un proyecto clasista, sin planeación urbana y medio ambiental, que no atiende la falta de inmuebles para las clases populares y únicamente beneficia a un puñado de constructores.
La propuesta únicamente persigue el interés de otorgar altas ganancias económicas a un grupo privilegiado de empresarios.
Tiene la fachada de que es una burda manera de generar beneficios económicos a los empresarios que habrían aportado dinero a la campaña electoral del PAN en el municipio de Puebla, durante la contienda del año pasado.
Fuera de los anteriores propósitos, no resuelve problemas de fondo del municipio, sino por el contrario contribuye a dificultar la vida en la capital del estado.
El acuerdo que este jueves firmaron el gobierno del edil Eduardo Rivera Pérez, el Infonavit y la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de la Vivienda (Canadevi), propone construir 3 mil 957 casas, que permitirían dotar de viviendas a unos 15 mil habitantes de la capital y generar un mínimo de 31 mil fuentes de trabajo.
Se presentó –según la narrativa oficial del ayuntamiento de Puebla– como un proyecto ambicioso que resuelve la falta de acceso a la vivienda popular, que se acrecentó por la actual emergencia sanitaria del Covid-19, y permite la reactivación económica del municipio de Puebla. Además, de que va a repoblar el Centro Histórico de la ciudad y 34 barrios y colonias.
En realidad, el proyecto es pobre, o mejor dicho con grandes deficiencias, que no resuelve ninguno de los problemas planteados. He aquí cinco grandes vicios o carencias:
Primero: el programa solamente privilegia a los empresarios de la Canadevi, ya que excluye a las demás cámaras empresariales, empresas constructoras y organizaciones populares involucradas en la construcción de viviendas.
No se justificó porque únicamente los asociados de la Canadevi entran en este acuerdo. Se sabe extraoficialmente que la razón de peso es que el autor del programa, el exedil de Tehuacán, Felipe Mojarro, es socio de esa cámara empresarial. Por tanto, hay un grave conflicto de intereses y sobre todo, de trato preferencial hacia ciertas compañías.
Segundo: es un proyecto clasista porque únicamente se ayuda a los empresarios que van a construir las casas, a quienes se les van a condonar los costos de licencias, permisos y otros trámites municipales.
No se propone nada para ayudar a un sector fundamental: que es la gente que quiere comprar casas. A la población objetivo del proyecto en nada se le favorece para abaratar el precio de la casas en cuestión.
Tercero: una segunda razón para calificar como clasista, excluyente, al programa, es que únicamente podrán comprar las casas familias de clase media que son objeto de créditos hipotecarios por la banca comercial y que tienen manera de comprobar ingresos económicos.
Se deja fuera a las familias de clases populares que no son objeto de atención de los bancos, no tienen forma de comprobar ingresos ni mucho menos de tener dinero para pagar viviendas que van a costar hasta 1.9 millones de pesos.
La clase media es la única tiene acceso, desde hace 18 años, a los sistemas hipotecarios. Para este sector hay exceso de posibilidades de compra de casas. Por tanto, el planteamiento del ayuntamiento de Puebla no muestra nada nuevo o innovador.
En cambio, las clases populares enfrentan carencias de oportunidades para adquirir inmuebles o predios para la autoconstrucción. Este sector quedó fuera de los propósitos del ayuntamiento de Puebla.
Cuarto: el plan de vivienda no se incluyó en el Plan Municipal de Desarrollo Municipal del gobierno de Puebla, porque adolece de algo fundamental: de una planeación para el correcto desarrollo urbano de la ciudad.
Para que un programa de vivienda funcione bien debe tener una planeación urbana –que implica la adecuada dotación de servicios públicos— y una protección del medio ambiente. No hay nada de eso. Todo lo que se ha hecho es calcular los montos de capital e inversión pública que se van a hacer. Es decir, todo se reduce al tema de las ganancias económicas y no en atender los problemas de la ciudad.
Quinto: se propone que se va a repoblar al Centro Histórico de la ciudad, con la construcción de mil casas que tendrían un valor comercial de un millón 900 mil pesos, en promedio. Eso que se va a hacer se llama fenómeno de gentrificación.
Consiste en que empresas inmobiliarias se apoderan de espacios urbanos consolidados y se excluye a la población que tradicionalmente ahí vive, para ser desplazados por ciudadanos con alto poder económico.
Se quiere convertir al Centro Histórico en una zona nice.
Anteriores
![](http://admin.municipiospuebla.mx/sites/default/files/styles/thumbnail-autores/public/fermin_alejandro_garcia.jpg?itok=TW6s_Cwh)