UDLAP: La guerra por los dineros de la Fundación Mary Street Jenkins
El pleito por el control del Patronato de la Fundación Universidad de las Américas Puebla es, en realidad, el telón de un conflicto mayor por los dineros (algo así como 720 millones de dólares) de la Fundación Mary Street Jenkins, y porque éstos regresen y se apliquen en Puebla, respetando la voluntad de su creador y mecenas William Oscar Jenkins Biddle.
William Jenkins creó la Fundación en memoria de su esposa, legó la totalidad de su fortuna para obras de beneficencia en México, y especialmente en Puebla, y estableció que sus donaciones debían enfocarse a mejorar la suerte de los pobres, a través de la construcción de escuelas y hospitales.
De más está mencionar que su voluntad no se ha respetado a cabalidad, que los presidentes y miembros del patronato de la Fundación han sido omisos con su filosofía, lo mismo que los gobiernos e instituciones encargadas de su vigilancia como la Junta para el Cuidado de las Instituciones de Asistencia Privada del Estado de Puebla y sus antecesoras.
Todos los gobernadores de Puebla han tratado de beneficiarse con sus aportaciones y donaciones, y el actual, Luis Miguel Barbosa Huerta, no es la excepción, solo que lo hizo aliándose con una de las partes en conflicto, Guillermo Jenkins de Landa —quien tiene demandada a su madre y cuatro hermanos—, y con la asesoría jurídica de su amigo, el también ex senador Roberto Gil Zuarth.
Si la estrategia y el método empleados para que regrese a Puebla la Fundación Mary Street Jenkins y sus multimillonarios fondos son legales, legítimos o idóneos, es algo discutible y polémico que los tribunales tendrán que resolver en su momento.
Lo lamentable del conflicto es que éste se ha trasladado a una de las mejores instituciones educativas de Puebla y el país, la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), que ayer martes fue tomada por la policía estatal para dar posesión a un nuevo Patronato, cuyos integrantes —quién sabe cómo y bajo qué criterios fueron designados por la Junta para el Cuidado de las Instituciones de Asistencia Privada— carecen de experiencia en el manejo de instituciones educativas y están absolutamente desvinculados esa comunidad universitaria.
De ahí que el calificativo de espurios que el rector Luis Ernesto Derbez y los patrones desplazados les endilgan no es del todo equivocado.
La toma de UDLAP se inscribe, pues, en este pleito de los Jenkins y en la alianza que el gobernador Barbosa ha hecho con uno de sus integrantes, Guillermo Jenkins de Landa, para sacar provecho de las donaciones de la Fundación creada por un empresario estadounidense que en los cincuenta y sesenta fue considerado uno de los hombres más ricos y poderosos de México y que por voluntad propia decidió donar su fortuna para obras de beneficencia, desheredando a sus cinco hijos y descendientes.
El pretexto legal o la estrategia jurídica que un Juez de Control del estado de Puebla argumentó para sacar Derbez de la UDLAP y a los hermanos Jenkins de Landa de su patronato es restituir a la Fundación Universidad de las Américas Puebla la posesión jurídica y material de las instalaciones de esta institución, como parte de un acto de recuperación del patrimonio de la Fundación Mary Street Jenkins.
Ojalá y esta batalla por el Patronato de la UDLA, que es parte de una guerra por los dineros y el dominio de la Fundación Mary Street Jenkins, no lleve entre las botas de sus combatientes a una de las mejores universidades de Puebla, y el país.
Ojalá.
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