Desde algún sitio del Estado de México, el ex candidato a la presidencia municipal en Chignahuapan por el partido Fuerza por México, Juan Lira Maldonado, debió escuchar el palo que la Suprema Corte de Justicia propinó a sus aspiraciones de mantener la impunidad que, por los resquicios legales, le permitió llegar tan lejos.
Lira Maldonado tiene un largo historial dentro y fuera del territorio estatal, según se puede observar en su hoja de vida, lo que no se explica aún es cómo llegó a obtener una candidatura para convertirse en presidente municipal por una demarcación estratégica para que grupos delictivos puedan extender sus operaciones desde Teziutlán en la sierra nororiental hasta la sierra norte, dos zonas que colindan con el territorio veracruzano.
Desde hace semanas que autoridades en Gobernación estatal y la Fiscalía General del Estado tienen la ubicación exacta del sujeto a quien en el ámbito que se desenvuelve se le conoce como “El Moco”, un mote poco digno con el que luego se le dio identidad en el sistema partidario.
Ya con la determinación de la primera sala del Alto Tribunal de este miércoles en el que por mayoría de votos se desechó el recurso de amparo para librar la vinculación a proceso por el presunto delito de adquisición de bienes con recursos de procedencia ilícita, en cualquier momento se deberá someter a proceso para enfrentar y defender en los tribunales la inocencia de la que cada vez es más difícil suponer.
Haber llevado la defensa hasta la más alta instancia en materia de impartición de justicia significa que ha recorrido uno a uno, los peldaños de la ruta procesal para enfrentar el delito y los que resulten para librar las imputaciones que se han formulado a su persona.
Pelear por la vía de la protesta y el chantaje el artificioso triunfo en las urnas en la elección de junio pasado, la toma del palacio municipal y haber colocado a un pequeño grupo de incondicionales en lugares clave de la cabecera municipal, no fue sino un recurso para conseguir protección e impunidad frente a las acusaciones penales.
La derrota jurídica penal era previsible pero aún queda una parte de la historia que se ha mantenido en la sombra: su postulación como candidato de una fuerza emergente. La dirigencia de ese partido, Maiella Gómez Maldonado, y el lugarteniente de Ricardo Monreal en la Cámara de Diputados, Pedro Haces, deberían explicar.
La incorporación del “Moco” como candidato a la alcaldía del pueblo mágico de Chignahuapan es en sí mismo una contradicción respecto de los estatus de Fuerza por México, que establecen un conjunto de valores democráticos de los que no se ve pleno cumplimento.
“Es un partido político de libertades, respetuoso y promotor de los derechos humanos y libertades (…) que está integrado por mujeres y hombres que promueven los valores cívicos y la cultura democrática, la igualdad sustantiva (…) con un compromiso con la honestidad, responsabilidad y confianza”, dice el artículo 1 de los estatutos de Fuerza por México.
Han quedado a deber la dirigencia de un partido político como el que se considera de centro izquierda. En su debut en un proceso electoral en Puebla pretendieron colocar como presidente municipal a un impresentable que notoriamente carece de los atributos ideales de toda autoridad.
@FerMaldonadoMX