El gobernador electo Alejandro Armenta aún valora algunos de los perfiles que serán servidores públicos en el equipo de trabajo que lo acompañará a partir del 14 de diciembre.
Uno de los cargos que más interés genera entre propios y extraños es el del futuro secretario de Seguridad Pública en el estado.
Ahí están sobre su escritorio los nombres de diversos especialistas en la materia, con méritos propios, académicos y policiales como el del ex titular de la Agencia Estatal de Investigación, Fernando Fierro; o el de quien ya ocupó ese cargo con el ex gobernador, Antonio Gali Fayad, Jesús Morales Rodríguez; sin embargo, existe otra propuesta que se había mantenido ajena al escrutinio y el futurismo, se trata del vicealmirante José Antonio Ortiz Guarneros.
Es un especialista en seguridad nacional con una extensa trayectoria y prendas que no admiten réplica, sobre todo por un mérito adicional: haber desarticulado el discurso de descalificación del clero en contra de la 4T, cuando denunció el secuestro exprés del obispo emérito de Chilpancingo, Salvador Rangel, ocurrido el 27 de abril pasado.
El secretario de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Ramón Castro Castro había dicho que el obispo emérito de Chilpancingo se encontraba delicado de salud debido a las drogas que le habían dado, una versión que la Fiscalía de Morelos hizo suya.
El equipo jurídico del obispo emérito había advertido de denuncias por las revelaciones de quien aún es Comisionado de Seguridad en Morelos.
“Se hicieron unas declaraciones de que fue secuestro exprés, nosotros creemos que no, pero el fiscal deberá demostrar porque sí fue un secuestro exprés. Los que están en la política están aprovechando esto para denostar la seguridad en el estado”, dijo el vicealmirante de Marina en su papel de servidor público.
Era la tormenta que en tierra firme encontraba el responsable del aparato de seguridad en el vecino estado luego de revelar la existencia de videos en los que se veía el jefe de la Iglesia en la capital de Guerrero entrar a un motel, por su propio pie, con otra persona del mismo sexo.
De ese nombramiento se desprenden diversos factores, fundamentalmente el de la percepción de inseguridad creciente en todo el país.
La idea que prevalece entre la sociedad en general es que si existe una crisis de seguridad, se ha agravado en los últimos dos años hasta llegar a casi 40 por ciento, establece la encuesta más reciente de Mitofsky hecha para el diario El Economista.
Aún y que Puebla es una entidad en la que se puede transitar sin riesgo, en la que no es pan de todos los días lo que en otros lugares si es práctica cotidiana como el cobro de piso, extorsión y secuestro, y que la violencia extrema es asunto de bandas rivales, la seguridad está vigente en el imaginario colectivo.
El gobernador electo no es un improvisado en la política y entiende que el nombramiento de una figura como el futuro responsable de la seguridad en Puebla pasa necesariamente por el escritorio de Omar García Harfuch, el hombre fuerte de la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo.
Los ediles electos con quienes se reunió el futuro mandatario sabían que sería este lunes cuando se haría el anuncio sobre quien recaerá ese encargo, pero no sucedió. Habrá que esperar al lunes 26 de agosto cuando venga otro paquete de futuros servidores públicos porque en política no por madrugar amanece más temprano, se sabe.
@FerMaldonadoMX
clh