Electoralmente gana la 4T con el resultado de la reforma eléctrica

A la mitad del maratónico debate en San Lázaro de ayer, el presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, mejor conocido como Alito, en un tono eufórico les advirtió a sus homólogos de la 4T: “Esta tarde tendrán su peor derrota del sexenio”. Agregó: “si continúan con esa actitud soberbia” ninguna reforma constitucional pasará en lo que resta de la 65 legislatura federal. Es cierto, el PRIANRD logró frenar la reforma eléctrica y tuvo una victoria contundente en el plano legislativo, pero ese triunfo al mismo tiempo se convierte, sin duda alguna, en una brutal debilidad electoral para la tríada de partidos opositores rumbo a la sucesión presidencial 2024.

Los discursos, las arengas y las imágenes del debate legislativo de la tarde de este domingo se van a convertir –con el pasó de los meses— en dos posiciones claras de propaganda electoral rumbo a la sucesión presidencial que se avecina.

La primera será: los diputados del PRI, el PAN y el PRD no permitieron que en México baje el precio de las tarifas eléctricas y solo se benefició a empresas extranjeras. Son unos vende-patrias.

Y la segunda: a los diputados de Morena y el PT no los dejaron bajar el precio de la luz y frenar los abusos de las compañías extranjeras. Son los que luchan contra la mafia del poder.
 

En los electores del PAN el efecto será menor. Entre la población de corte conservadora existe la visión ideológica de que solamente funciona lo que viene de las empresas privadas y se debe, por la salud del país, de reducir o eliminar todo lo público en materia energética, en salud y educación, entre otros rubros.

Mientras que en el PRI y el PRD el efecto será totalmente adverso. Los ciudadanos que todavía votan por estos partidos son de familias de clase media o del ámbito popular que son perjudicadas por medidas económicas a favor de las elites nacionales y extranjeras.

Sobre todo cuando actualmente el mercado eléctrico está dominado por el 66 por ciento de empresas privadas y en unos pocos años, se puede incrementar hasta el 84 por ciento, lo que seguramente significará en un incremento del precio de las tarifas. Tal como pasa en España y Francia, donde el alza en dicho servicio está en niveles históricos.

Por esa razón este fin de semana el presidente de Francia, Emmanuel Macron, propuso nacionalizar la empresa Electricite de France como la única manera de frenar el alza en los precios de gas y energía eléctrica.

Si algo se le podía reclamar al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador es el aumento al precio de la luz. Pero ahora la 4T tiene un discurso efectivo y de mucha penetración entre la población, que se traduce en la siguiente idea: quisimos bajar las tarifas y fortalecer la Comisión Federal de Electricidad, pero no lo permitieron los diputados del PRI, el PAN y el PRD.  Y es verdad, no hay un ápice de mentira en esa idea.

Y para mejor prueba están los gritos eufóricos –ayer en el recinto legislativo– de Alejandro Moreno Cárdenas con la frase: “la reforma no pasará”.

Es algo similar a la llamada “roqueseñal”, que fue el signo que hizo el diputado priista Roque Villanueva cuando se aumentó el IVA del 10 al 15 por ciento y en el subconsciente de los mexicanos quedó la idea de que: “el gobierno ya nos cogió”. Esa afrenta la población se la cobró al PRI en las urnas.

Siempre que se daña el bolsillo de la clase trabajadora y se beneficia a las elites económicas del país, el electorado se cobra los agravios en las urnas. Ejemplos hay muchos.

El 17 de marzo de 1995, los entonces diputados federales del PRI utilizando su mayoría aplastante para aprobar el incrementar de 10 al 15 por ciento del Impuesto al Valor Agregado, es decir el IVA, lo cual derivó que cuatro meses más tarde el tricolor sufriera la primera ola de derrotadas electorales en el país, en ese entonces en beneficio del PAN.

Uno de esos saldos es que los comicios en la ciudad de Puebla –en 1995– fueran ganados por el albiazul y surgieran los bastiones panistas de Atlixco y San Andrés Cholula, que tendrían una vigencia de 23 años.

En el mismo mes, pero tres años más tarde, el gobierno de Ernesto Zedillo convirtió –con el aval del PRI y el PAN en el Congreso de la Unión— la deuda de bancos privados en deuda pública, sin que se ayudara a pequeños y medianos usuarios de los servicios financieros a resolver el incremento en costos en créditos e intereses de tarjetas bancarias.

Eso llevó que la población castigara al tricolor con la pérdida de 4 millones de sufragios. Esta fuerza política cayó del 48 al 36 por ciento de la votación total, en los comicios del año 2000. Tal resultado permitió el triunfo del candidato presidencial del PAN, Vicente Fox Quesada.

Y cuando Fox ya estaba instalado en la silla presidencial intentó cobrar el IVA en alimentos y medicamentos, lo cual desembocó que el PAN entre la elección del año 2000 y la de 2003 perdiera 71 diputados federales.

En la segunda parte de ese sexenio el blanquiazul dependió del PRI para aprobar cualquier reforma legislativa y luego para ganar la elección presidencial de 2006, que estuvo siempre bajo la sospecha de un gigantesco fraude electoral.

En 2012 el entonces candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, ganó con 38 por ciento de la votación. En 2014 pidió el respaldo ciudadano para una reforma energética que prometía bajar el precio de la gasolina, la luz y el diésel. Nunca ocurrió. En 2018, el tricolor se desplomó a 16 por ciento de la votación.