El director del Colegio de Bachilleres trabaja cuatro horas a la semana y solo dos días

Si hay un servidor público en Puebla que destaque por pasar inadvertido, estar casi siempre ausente y que casi nadie lo reconozca ni en fotografía, es el director del Colegio de Bachilleres de Puebla (Cobaep), Arturo Rodríguez Ballinas, quien únicamente acude un par de veces a la semana a su oficina, no tiene contacto con el personal del Cobaep y el tiempo que invierte en cada asistencia, es de apenas dos horas.

En los dos meses y medio que lleva en el cargo, nunca se ha presentado con el personal del Cobaep, ni por accidente concede audiencia a los trabajadores –fuera de los integrantes de su equipo de colaboradores—y mucho menos es reconocido por la comunidad de alumnos y padres de familia.

Supuestamente es solamente un encargado de despacho, pero no es entendible su actuación puesto que en el corto periodo que ha sido el titular del colegio ha hecho entre 30 y 40 nombramientos de jefes de área y de departamento, que dicen ser todos ellos “amigos del director”. Pareciera entonces que, aunque es un personaje ausente y en un cargo provisional, busca consolidarse en el cargo.

Todos los asuntos que deben ser abordados con el director general son delegado con su secretario privado, de nombre Enrique Benito, que se destaca por su ignorancia del funcionamiento del colegio y sobre todo, por su prepotencia. “A todos trata como si fuéramos la servidumbre”, se quejan muchos de los funcionarios que se acercan a las oficinas centrales del Cobaep.

Frente a esta realidad, surge una pregunta básica: ¿Se puede dirigir una institución de educación media superior que tiene 37 planteles en el estado con ese director que parece “un fantasma”?

Los resultados son evidentes: es la peor manera en que se pueda conducir a una institución educativa tan importante en el estado, como es el Colegio de Bachilleres.

Todo lo que ocurre en el Colegio de Bachilleres, en torno a la Dirección General, raya en un terrorismo laboral contra docenas de trabajadores – a causa de malos tratos y constantes despidos injustificados–; en absurdos tales como el hecho de que constantemente se dicta la misma orden de trabajo a varios departamentos a la vez y se genera un clima de confusión, porque al final nadie si le correspondía o no cumplir con una encomienda; y no se respetan horarios ni días oficiales para laborar.

Se supone que Arturo Rodríguez Ballinas llegó a resolver los abusos que cometió el anterior director Santos Alfonso Serrano Méndez, que había generado una ola de despidos injustificados. Ahora, sigue pasando lo mismo.

 

Al arrancar el año, desde la Dirección General del Cobaep se ordenó que se rescindieran a 40 trabajadores en bloque. Eso generó un clima de malestar generalizado en la institución.

Ahora, pera evitar protestas cada viernes se despide a dos o tres personas. A cuentagotas. Por ejemplo, hace unos días echaron a Víctor Octavio Sandoval, quien era el director de Educación a Distancia. Y un poco antes, a Karina Espejel, quien laboraba en la Dirección de Recursos Materiales.

El problema no es que se le pida el puesto de trabajo a alguien que ya no se le tiene confianza. Sino que todos los despidos se hacen sin dialogar, de manera violenta –a veces ha habido hasta golpes—y se les trata a los afectados como si fueran delincuentes. Todp al margen de las normas laborales.

Algunos ejemplos de abusos son los siguientes:

En la Dirección de Recursos Materiales hay unos 12 trabajadores, quienes tienen literalmente prohibido enfermarse. Quien tenga un problema de salud, será despedido, es la amenaza constante. Por esa razón no hay permisos para ir a consultas al ISSSTEP o tener permisos económicos. Y se le permite salir de trabajar hasta las 9 o 10 de la noche, que generalmente ya excedió 3 horas del horario oficial.

Lo grave es que la directora de Recursos Materiales, Jenny Mabel González Lara, pone a esos trabajadores a barrer y lavar los autos oficiales del Cobaep, cuando no es personal de intendencia. La razón es que las camionetas del colegio las usan el fin de semana en la Secretaría de Educación Pública y siempre “las quieren implacables”.

En la Dirección Académica del Cobaep, cuya titular es Reyna Zacotzontle Soto, a los trabajadores se les obliga, entre las 3 y las 4 de la tarde, cuando ya es casi la hora de salida, a que se incorporen a eternas reuniones de trabajo en las cuales les obligan a que entren sin teléfonos celulares, les prohíben cualquier bebida y está negado el permiso para ir al sanitario. La funcionaria siente que está tratando asunto de seguridad nacional como para adoptar ese comportamiento autoritario.

Desde hace algunas semanas, en las oficinas centrales del Cobaep se acabó el agua purificada, el papel higiénico y el jabón de manos. Es obligación de los trabajadores el llevar tales productos.

Así como van las cosas, no tarda en que se exija que cada quien lleve su silla, escritorio y hasta su computadora.

Todo eso puede ocurrir en el Cobaep con un director que trabaja cuatro horas a la semana y únicamente dos días.