A poco más de un mes del hallazgo del cuerpo del bebé Tadeo en el Cereso de San Miguel en la capital poblana, cinco responsables directos han sido detenidos y 17 servidores públicos vinculados a proceso por omisiones a sus cargos, informó ayer en Palacio Nacional el subsecretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Ricardo Mejía.
El hecho que dejó al descubierto los altos niveles de complicidad de los internos con funcionarios y custodios del penal más grande el estado, da aún de qué hablar. En la mañanera presidencial, el funcionario informó los avances de la investigación derivado de las acciones emprendidas entre la Fiscalía de Puebla y la de Ciudad de México, que logró la detención de cinco personas, entre ellos dos internos y un custodio, quien ya se encontraba detenido.
Nadia Carolina “N”, fue quien llevó el cuerpo al penal y se lo entregó al militar Antonio “N”, quien se presume lo ocultó, en tanto que Sergio “N” lo depositó en el contenedor de basura.
Los custodios Jessica “N” y Gerardo “N” colaboraron en la introducción del cuerpo de Tadeo, quien fue exhumado de un panteón en la alcaldía Iztapalapa, en la capital del país.
Los delitos imputados fueron: Violación a la Ley General de Salud, Infracción a las Leyes y Reglamentos sobre Inhumaciones y Exhumaciones, Encubrimiento y Asociación Delictuosa, respectivamente.
Como consecuencia de ello y de la intención de las autoridades estatales y federales de acabar con los privilegios de los internos, quienes aun estando en el interior no dejan de delinquir, alrededor de 20 reos de San Miguel fueron reubicados en otros centros penitenciarios de máxima seguridad, durante el pasado fin de semana.
De forma sorpresiva y un dispositivo policial, fueron sacados del reclusorio para que vía aérea los trasladaran a centros federales en otros estados.
Se supo que algunos de los reos reubicados eran considerados como peligrosos por su ingreso como narcomenudistas, por homicidio o robo de hidrocarburo.
Entre los trasladados a otras entidades como Michoacán y Oaxaca, están Genaro alias El General, presunto líder huachicolero; El Yosanki, un transgénero de nacionalidad cubana que está procesado por el asesinato del dueño del bar gay Franco’s; y los apodados El Yiyo, El Eder, El Picos y El Cremas.
Todo indica que hay voluntad política para imponer el orden en San Miguel y si de eso se trata, Tadeo sigue ganando batallas y por lo visto no descansa en paz.
De las anécdotas que se cuentan
“La incorporación de la Guardia Nacional al Ejército tiene como objetivo prevenir que sus integrantes puedan caer en actos ilícitos como lo han hecho miembros de la Policía Federal”, informó Andrés López Obrador en su conferencia del 1 de febrero.
“No queremos que esta institución que se está construyendo muy bien, que está siendo respaldada por el pueblo y que tiene como propósito proteger a la gente, se corrompa y pensamos que lo mejor es dejarla adherida como parte de las fuerzas armadas”, justificó.
Y remató “(La iniciativa) nos importa mucho porque si no terminaría la Guardia Nacional como la Policía Federal, de donde salieron todos los que están ahora en la cárcel o en otros países”.
La realidad es que los resultados de la Guardia Nacional no han sido los mejores, pero los especialistas coinciden en que puede funcionar en aquellas zonas urbanas a las que ni las corporaciones policiacas se acercan, como podría ser el caso emblemático de Tepito, en la Ciudad de México.
La Guardia Nacional ha sido un ente construido con cedacería de los más variados grupos que combaten al crimen desde distintos ángulos: la extinta Policía Federal, la Policía Militar y la Policía Naval, sazonadas con unos pocos miles de civiles.
Con recursos limitados, alimentándose financieramente desde la Secretaría de la Defensa Nacional, la Guardia Nacional regresará a su punto de partida, en la confirmación de dos especies.
La intención siempre fue militarizar el combate a la delincuencia común y, nadie sabe si los militares podrán lidiar para una misión que no es suya: la seguridad pública
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