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La embestida de AMLO contra los periodistas críticos

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AMLO pretende deslegitimar el mensaje de sus opositores, no con un contraargumento, sino con un denuesto permanente contra la vida personal y pública del mensajero

Uno de los rasgos más distintivos de AMLO a lo largo de su gobierno ha sido la crítica feroz contra hombres y mujeres que han osado levantar la voz. Trátese de intelectuales, periodistas o columnistas, el presidente mexicano no ha titubeado en presentarlos en la mañanera como enemigos públicos de la 4T.

Estos ataques sistemáticos contra periodistas como Carlos Loret de Mola, Joaquín López-Dóriga, Héctor Aguilar Camín o Leo Zuckermann traslucen el talante claramente autoritario de AMLO y lo posicionan como un autócrata más similar a personajes como Recep Tayyip Erdogan o Viktor Orban. Le han reducido su estatura de Estado y lo han convertido en un pequeño jefe de facción política en vez del presidente de todos los mexicanos.

Sin miramientos hacia los mínimos estándares éticos, AMLO se ha atrevido a mostrar en su mañanera tablas donde se desglosan los ingresos anuales de cada uno de sus opositores. No han faltado, desde luego, un puñado de impresentables como Gerardo Fernández Noroña, quienes han defendido el derecho del presidente de “demostrar” la “vileza de sus detractores”.

En adición, otro de los rasgos característicos de AMLO y de los corifeos de la 4T ha sido la descalificación personal. No importa, pues, la sustancia del mensaje crítico, pues frecuentemente no tienen los morenistas los argumentos para rebatirlo, sino simplemente lanzarse contra la integridad personal del comentarista.

El jefe del Estado mexicano (cuya enorme responsabilidad le ha quedado grande) pretende deslegitimar el mensaje de sus opositores, no con un contraargumento, sino con un denuesto permanente contra la vida personal y pública del mensajero.

En opinión de muchos, quizá también derivado de la impotencia de no poder responder proporcionadamente frente al durísimo golpe llegado desde Palacio, el mensaje de AMLO no solamente ha dañado su reputación pública, sino que ha puesto en peligro su vida.

Según dicen, las descalificaciones del presidente mexicano han creado un ambiente de profunda hostilidad hacia los periodistas, lo que ha “legitimado”, en los ojos de los fieles seguidores del caudillo, cualquier acción contra su integridad física. Es posible. El atentado contra Ciro Gómez Leyva en 2022 puso de manifiesto el hecho de que México es hoy uno de los países más peligrosos para el ejercicio de la tarea periodística.

En todo caso, la existencia de personajes como Carlos Loret de Mola, Brozo o Jorge Ramos representa un antídoto contra el veneno populista encarnado por un líder carismático que no escatima recursos discursivos para hacer llegar su mensaje, ganar voluntades y ensalzar su figura.

Columna de José Miguel Calderón en SDP Noticias

Foto Cuartoscuro

clh

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