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El lamentable papel de Movimiento Ciudadano

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Movimiento Ciudadano es una herramienta de golpeo dirigida a garantizar la victoria de Claudia Sheinbaum

Movimiento Ciudadano no representa nada ni a nadie. El lector seguramente recordará que los orígenes políticos de MC se retrotraen en Convergencia: un partido que fue parte de la alianza que lanzó a AMLO dos veces a la Presidencia, y que luego se sumó a la coalición que encabezó Ricardo Anaya en 2018.

Ahora, personajes como Dante Delgado y Samuel García juegan, nuevamente, a nada. MC no tiene representación popular. Está muy lejos de ello. A diferencia de otros partidos, esta agrupación no tiene identificación política.  No se sabe si es derechas, de izquierdas, de centro. Ni nada. Por el contrario, han servido, desde el inicio de su existencia, como una especie de partido “comodín” que ha apostado por quien ha considerado el que tiene mayores posibilidades de ofrecerles ventajas.

En otras palabras, MC ha jugado el juego más sucio de la política. Y le ha funcionado. Gracias a estas maniobras políticas y discursivas, este partido se ha hecho de dos gubernaturas (Nuevo León y Jalisco), así como diputaciones y senadurías.

Por otro lado, la candidatura de Samuel García a la presidencia no es más que el resultado de un acuerdo concertado entre AMLO, Dante Delgado y el propio gobernador con licencia. Sabedores de que MC tiene una mejor reputación pública que el PRI, el PAN o el PRD, el presidente y las cabecillas decidieron que la candidatura “fresca” de un hombre joven como García podría canalizar los votos de aquellos indispuestos a votar por Sheinbaum, pero tampoco contentos con las opciones ofrecidas por Xóchitl.

García, con ese aire y acento de hombre del norte de México, acompañado de su bella esposa y su pequeña hija, busca ganarse las voluntades de los mexicanos “trabajadores” de aquella región del país, con la idea de reducir – aun más- las posibilidades de victoria de Xóchitl Gálvez.

En otras palabras, el juego de Samuel ha quedado muy claro: jugar con Morena con el propósito de ser de nuevo “El Bronco” en los debates presidenciales. Bien consciente de que no será presidente de México el próximo año, pero también sabedor de que su presencia en las boletas restará votos al Frente Amplio por México, García está dispuesto a bailar al son que le dictan desde Palacio Nacional.

En suma, Movimiento Ciudadano no es un partido político en términos de la oferta de una plataforma ideológica o de una visión de Estado que sirve a los intereses de la mayoría de los mexicanos. Se trata, por el contrario, de una herramienta de golpeo dirigida a garantizar la victoria de Claudia Sheinbaum; plegándose, a su paso, a los intereses de la autoproclamada 4T.

Columna de José Miguel Calderón en SDP Noticias

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