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Lo de la candidatura de Claudia ya se sabía. Ahora viene “la traición de Xóchitl”

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Xóchitl Gálvez traicionará a la ciudadanía y en su columna expone las razones de ello

“Las dos fuimos jefas delegacionales en algún momento, nos conocemos, nos respetamos. Yo a la doctora (Sheinbaum) la reconozco y la respeto mucho. No voy a hablar nunca mal de ella.”

XÓCHITL GÁLVEZ

“Un pesimista es solo un optimista bien informado.”

MARIO BENEDETTI

“Llegaste sin una promesa

Hiciste presa de quien fue depredador

Y me enredaste en la tristeza

Cual marioneta entre los hilos de tu amor

Y soy un títere, un títere, un títere

¿Qué voy hacer si soy un títere, un títere, un títere?”

GILBERTO SANTA ROSA

Estaba cantado desde el 2021 o para algunos, como yo, desde el primer día del sexenio de López Obrador. Hoy ya es un hecho. Claudia Sheinbaum es la candidata de la 4t. Sea por méritos propios o por ‘dedazo’, ella es la “delfina” designada.

Por lo mismo, de eso hoy no escribiré; ya lo he venido diciendo desde que empezó esta gran manipulación. ¡Y ya chole!, diría López Obrador.

Lo importante, lo realmente vital a analizar, es lo que será la campaña de Xóchitl frente a Claudia. Mi pronóstico: “traición” de la hidalguense hacia la ciudadanía. En esta columna lo argumento.

No nos llamemos sorprendidos cuando esto suceda. Gálvez no dará la batalla que se requiere. Y no es que se venda a Morena, a la 4t o al mismísimo López Obrador. Nada de ello. Es su posicionamiento hacia la doctora Sheinbaum lo que hará que la oposición, a través del Frente Amplio por México, no gane.

Una clave: el 6 de julio de este año, en San Luis Potosí, la senadora hidalguense aseguró nunca hablará mal de Claudia, pues la respeta chorros. En contestación, la hoy candidata de la 4t recalcó que la legisladora de oposición representa un “volver al pasado”.

Y me podrán decir que el respeto, así amplio y en general, no está peleado con una batalla real y de epopeya. Pero la verdad es que sí.

En un mundo ideal sería “ideal” que ambas candidatas se centraran en ofrecer sus mejores propuestas de política pública y proyectos a detonar, pero lo cierto es que mal se empieza —y peor terminará— cuando Xóchitl ha decidido ni siquiera mencionar a Claudia en lo personal, además de lo laboral, al cuestionar al régimen (¿por qué sí lo va a seguir cuestionando, verdad?). Asumir que se puede criticar un aspecto sin el otro es iluso. El carácter de la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México está intrínsecamente ligado a sus posicionamientos de gobierno, a Andrés Manuel, a una visión de transformación, a una ideología. Todo en uno.

Por cierto, Claudia, las estructuras de la 4t, su equipo y demás corifeos no cesarán en señalar a la legisladora como el camino para volver a un pasado “de privilegios”. O atacarla por ser la candidata del Frente o solo por el gusto de hacerlo como mecanismo de estrategia y entretenimiento en las campañas políticas.

 

Otra clave es la tibieza en Xóchitl; a partir de hoy esta debiera ser inexistente. Y sin embargo…

Partiendo de lo dicho anteriormente, vale como muestra el tuit de ayer de la senadora: - “Tres netas: 1. Estoy feliz, en 2024 México tendrá su primera presidenta 2.- La contienda será de Estado contra ciudadanos. 3.- La esperanza sonríe de este lado y no la soltemos.” Sí, eso fue lo que escribió Xóchitl ante el nombramiento de Claudia... Y para contextualizar lo que nos espera, menciono que quien primero dijo “estoy feliz, en 2024 México tendrá su primera presidenta” fue… ¡Sheinbaum!

En suma, no se ha asomado ni un atisbo de confrontación de ‘la señora X’ con la ‘doctora C’. Ni siquiera una propuesta de puya entre candidatas o una forma de señalar que aquí la batalla tendrá que darse no solo contra López Obrador, sino también contra la candidata que hoy enarbola a la 4t.

Señoras y señores: en política, las formas son fondo y de esta manera Xóchitl solo le dejará el camino libre a su contrincante. Una contrincante formidable, no por ella misma, sino porque tendrá todo el aparato del Estado volcada a impulsarla (además de 23 gubernaturas, por si lo anterior fuera poco).

Hasta Marko Cortés y Alito Moreno —que no son el tipo de liderazgos que debiera tener ningún partido político, menos aún los que cobijan a Xóchitl— ya dijeron que su candidata confrontará a Claudia. De la senadora no ha salido decirlo.

Vaya, ni siquiera de forma elegante o diplomática.

Para alguien que siempre es tan ingeniosa —me refiero a Gálvez, naturalmente— esto indica que no quiere enfrentar a su rival.

Se ha dicho (diversos columnistas y me incluyo) que Xóchitl no solo debe contestarle a López Obrador, sino ofrecer propuestas. En ese mismo sentido, ya no debe enfrentar únicamente a Andrés Manuel pero sí a Claudia.

Cierto, esta estrategia fue correcta mientras Claudia Sheinbaum no era la candidata, no valía el desgaste de antemano. Pero continuar como hasta ahora solo dejará a la candidata morenista ilesa.

Sé que hablo por todos los críticos al obradorismo: de proseguir como hasta ahora, Xóchitl será la primera que le hará la campaña a Sheinbaum.

No soy ave de mal agüero, tampoco pretendo serlo. Sencillamente estoy convencida que alguien tiene que decirlo. Debemos percatarnos de lo que plasmo para, con ello, llevar a Xóchitl a reaccionar o ya de plano entender que ella ha decidido “Claudi-car”.

Xóchitl debe reaccionar; señalar pifias y errores, personales y de gestión, de su oponente. Ser extremadamente dura, implacable, crítica, rápida, informada.

Quedarse callada no es reconocer y/o respetar a Sheinbaum, es traicionar a la oposición, a las mujeres mexicanas y ser la primera en condenar su propia candidatura.

Columna de Verónica Malo en SDP Noticias

Foto Daniel Augusto

clh

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