• Economía

Quién es el responsable del superpeso

  • Municipios Puebla
El peso cuenta con una base de apreciación contracíclica, que no responde ni a la guerra en Ucrania, a los resabios de la pandemia o al impresionante registro de empleos en EU

Comisionado del Servicio de Protección Federal

Sorpresivo por donde se le vea, la fortaleza de nuestra moneda ha roto no solo pronósticos, sino paradigmas que ya parecían marca registrada de la economía mexicana del último medio siglo.

Hemos llegado al punto en el que los análisis financieros no cuestionan la apreciación sostenida del peso, sino a qué factores atribuirle una estabilidad de la que no gozaba en décadas. Bueno, ni los pesimistas se atreven ahora a tocar el tema de forma directa, porque anticipar la flotación del tipo de cambio se ha vuelto difícil de pronosticar.

En un país como el nuestro, que fue azotado por devaluaciones recurrentes, tener una moneda sólida provoca diferentes reacciones dependiendo la edad; a unos nos causa todavía ese vacío en el estómago que se siente cuando creemos que las cosas van demasiado bien para ser verdad, mientras que para generaciones más jóvenes es un indicador que ha perdido valor por todas las historias que nos encargamos de contarles acerca de las catástrofes que trajo las diferentes caídas del peso. Era una especie de destino el que nuestra moneda no pudiera recuperar esa paridad histórica que había sido orgullo de los abuelos, una moraleja cruel del potencial que nunca podríamos recuperar.

Sin embargo, esta ya no es una racha, ni una afortunada temporada; el peso cuenta con una base de apreciación contracíclica, que no responde ni a la guerra en Ucrania, a los resabios de la pandemia o incluso al impresionante registro de empleos en los Estados Unidos (y aquí también) que tiene a los teóricos con los ojos en el cielo, tratando de explicar cómo es que una economía estadounidense a las puertas de una recesión, mantiene una demanda de consumo de bienes, servicios y mano de obra. ¿Algo debe estar haciendo bien su gobierno, cierto? Depende a quién se le pregunte. Del lado republicano, la respuesta es que nada está resultando como debiera, sin que puedan dar un solo argumento sobre qué va mal; mientras que del lado demócrata se celebra un crecimiento no esperado cada trimestre que tampoco saben, bien a bien, de dónde surge.

Un comentario, muy compartido en redes sociales en México, advertía que la apreciación del peso era por razones que nada tenían que ver con el manejo de las finanzas públicas, sino con el histórico envío de remesas, las exportaciones y el crecimiento de la inversión extranjera directa; todos, decisiones que se toman por el análisis del estado de la economía y por la confianza que generan las conclusiones a las que se llega. También se mencionaba el papel del Banco de México, prudente y cauto como en pocas administraciones, y el valor de la deuda soberana (abajo del 50 por ciento, otro dato no visto antes) que sostiene un grado de inversión, de nuevo, que anima la inversión foránea. ¿Y en esto no hay ninguna influencia del gobierno en turno? Depende a quién se le pregunte. Regatearle logros a una administración es una práctica usual en el mundo político, pero hacerlo por el simple hecho de no conceder la razón es uno de los motivos por los que muchos analistas, académicos e integrantes de la prensa de negocios han perdido eficacia y confiabilidad en sus opiniones y proyecciones. Al sector privado le interesa contar con información estratégica y con el estudio objetivo de los números que la convierten en un insumo para decidir; las filias y las fobias no son elementos en el mundo de las finanzas, a menos de que estos jueguen a sabotear un sistema que debería regirse solo por las leyes del mercado.

Mezclar deseos con realidades siempre descompone la brújula y, si bien, seguimos enfrentando una inflación alta en alimentos, en junio se registró la disminución más pronunciada en 27 meses, es decir, poco más de dos años. No obstante, si acudiéramos a la cobertura que se le dio al acuerdo para bajar los precios de la llamada canasta básica, podríamos asegurar que el costo de las mercancías solo va hacia arriba.

En resumen, cuando hablamos de economía, particularmente la de los hogares, esa que lleva una dosis extra de realidad porque es lo que mide el nivel de supervivencia de las familias, debemos conducirnos con mucha responsabilidad para informar bien a la población. Claro que podemos estar mejor, ese es el ideal, pero cada vez existen menos razones (y pretextos) para anunciar una supuesta catástrofe económica. Y ese es el legado, un muy probable cambio de sexenio no solo sin sobresaltos, sino con una base sólida sobre la cual podemos construir verdadera prosperidad.

Columna de Luis Wertman Zaslav en SDP Noticias

Foto Especial

clh

municipios_interiores: 

Encuesta

¿Usted ha recibido apoyos del gobierno del estado en el último mes?