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Gobierno federal anuncia casi 100 escuelas más de Medicina y Enfermería para 2023

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Cerca de 20.000 matriculados en estas ciencias en las universidades Benito Juárez
Esta semana se anunció que para 2023, a las 40 escuelas de Medicina y Enfermería actuales se sumarán otras 97 por toda la República.
 
Para ello se necesita de terrenos, construir edificios, dotarlos de recursos humanos y materiales y llenarlas de alumnos y alumnas.
 
Cerca de 20.000 matriculados en estas ciencias en las universidades Benito Juárez.
 
La red de Universidades Benito Juárez es uno de los grandes proyectos del presidente Andrés Manuel López Obrador para este sexenio. 
 
El objetivo de estos centros de estudio es precisamente ese, que jóvenes lleguen a ser universitarios, y las Ciencias de la Salud son una de las disciplinas en las que el Gobierno tiene puesta la mirada, porque hacen falta miles de médicos y enfermeros por todo el país, sobre todo en zonas rurales.
 
Se ha matriculado en una escuela de las decenas que se han abierto por todo el país bajo el nombre de Universidades del Bienestar Benito Juárez, para jóvenes que no encuentran otras salidas por falta de dinero o de posibilidades de traslado.
 
Francisco, hoy estudia Medicina Integral y Salud Comunitaria en un pueblo de Chiapas, Sucumpla Salto de Agua, y cuando acabe quiere ejercer en alguna clínica comunitaria. 
 
“Hay oportunidades, está bien pagado y yo quiero ayudar en la comunidad”, dice este joven de 19 años que sigue los pasos de su padre, también médico en una zona rural de Tabasco. 
 
Cuando él llegó, en aquel pueblo no había médico, otros lo rechazaron y él se quedó. Ya debería estar jubilado, pero está ayudándonos con los estudios a mí y a mis hermanos, porque rentar un cuarto es caro”. Los estudios, sin embargo, son gratis.
 
En la Escuela de Francisco, los más veteranos llevan tres años, pero hasta ahora no se ha concluido la primera fase de la construcción, ocho salones y un auditorio, cuenta por teléfono desde un lugar donde la señal telefónica es muy mejorable.
 
“Han estado estudiando en sedes alternas, centros de bachillerato, de primaria, pero yo creo que ya pronto habrá laboratorios y una biblioteca, porque los dos últimos salones los han construido rápido; tuvieron dificultades para encontrar los terrenos”, relata el muchacho. Se muestra ilusionado: “Ya tenemos maniquíes para ensayar prácticas de parto, de obstetricia, aunque todavía están guardados a la espera del laboratorio”.
 
Jorge Valdez, presidente de la Asociación Mexicana de Facultades y Escuelas de Medicina (Amfem), dice que la falta de médicos en México no puede medirse con un promedio nacional. “Eso es engañoso, por zonas, en algunas sí se requieren escuelas de Medicina y profesionales, en otras no. Aquí el problema es la dispersión territorial”. Cree, por esa razón, que “es un reto abrir tantas escuelas, un gran esfuerzo del Gobierno”. 
 
Dijo desconocer si la intención de estos centros Benito Juárez es formar profesionales de atención primaria: “Ojalá sea así, eso sería revolucionario, se necesita poner el foco en esa fase de la sanidad”.
 
Así mismo opinó que otra necesidad es “no depender tanto de los hospitales para el entrenamiento de los estudiantes de Medicina”, que bien podrían hacerlo, en este nivel primario, en clínicas comunitarias o servicios ambulatorios.
 
Lo que se conoce al respecto sobre esta iniciativa política no es mucho, la Secretaría de Educación Pública (SEP) no da mucha información sobre ello.
 
Expertos creen que la intención del Gobierno es esa, formar médicos rurales para atender a las familias en las necesidades básicas.
 
“Este proyecto puede ser ambicioso y positivo si está enfocado a que México, tan extenso como es, tenga garantizado el control prenatal, los partos, el crecimiento de niños sanos y el cuidado de las enfermedades crónicas, como la diabetes y la hipertensión”, dice Rodolfo Rincón Pedrero, jefe del Departamento de Educación Médica del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, uno de los centros más prestigiosos de América Latina.
 
México, junto con Brasil y después, Argentina, son los países donde se forma a buenos médicos especialistas.
 
El proyecto de las Universidades Benito Juárez se ve a menudo con desconfianza porque su presupuesto no es muy elevado. 
 
Esta misma semana, alumnos de estos centros se manifestaron frente al Palacio Nacional para exigir más recursos, más profesores, aulas de calidad bien dotadas. No disponer de eso es, si cabe, más grave cuando se trata de formar médicos, que en su periodo estudiantil requerirán decenas de profesores y material adecuado. 
 
Pero el perfil de médico de familia sí puede tener acomodo en estas universidades. “Si estos muchachos no tienen una plaza asegurada en los hospitales para las prácticas la calidad podría resentirse, desde luego, pero se les puede alojar en hospitales más pequeños": 
 
Por décadas, México enviaba a los egresados, tras el internado, al Servicio Social Comunitario, en zonas rurales o en la periferia urbana.
 
"Formar grandes especialistas no es fácil, pero si se mantiene este enfoque de salud comunitaria puede ser positiva esta iniciativa”, sostiene Rincón Pedrero.
 
El único obstáculo que percibe es la seguridad en algunas de esas zonas aisladas del país.
 
María (nombre ficticio) es una alumna de la escuela de Medicina de Venustiano Carranza, en Chiapas, y cuenta que el centro ha estado cerrado por unos meses porque “los pobladores” así lo hicieron. No sabe qué problema ha habido.
 
“Pero después, cuando ya quisieron abrirla, fue la coordinadora de estos estudios, Raquel Sosa, la que se negó, dicen. No tenemos información, no sabemos qué pasa, ni si nos van a llevar a otra sede o qué, pero ahora estamos dando clases en línea, cuando se necesitaría hacer prácticas. No las hacíamos tampoco, porque no hay laboratorios”, explica.
 
Cuenta también que en el poblado abusan de los estudiantes, que no tienen recursos. “Un profesor nos pidió para hacer prácticas de sutura que compráramos una patita de cerdo, y allí las venden a 10 pesos, pero a nosotros nos las querían cobrar a 40″, critica.
 
La calidad, desde luego, es algo en lo que detenerse cuando se habla de formar profesionales de la Medicina, y es pronto para evaluarla en las Universidades Benito Juárez, que aún no han sacado su primera promoción de médicos egresados.
 
Montar una facultad de Medicina requiere al menos dos años de burocracia para obtener los permisos para impartir los estudios, que deben venir avalados por la SEP y por la Secretaría de Salud.
 
La calidad se medirá después con otras varas, de tal forma que se obtenga el visto bueno del consejo Mexicano de Acreditación de la Educación Médica (Comaem) u otros sellos de equiparación mundial.
 
Las Escuelas de la Benito Juárez aún no pueden ser evaluadas por la Comaem porque aún no tienen titulados.
 
Hace apenas 10 años, en México había unas 90 escuelas y facultades de Medicina, hoy se cuentan alrededor de 165 entre públicas y privadas y unos 200.000 matriculados. 
 
Foto: La Verdad Noticias
LSM

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