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Micromachismo en el restaurante Casa Ó

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Es decir, según esos baños, las mujeres son parlanchinas; los hombres, discretos. No mamen señores machitos del restaurante Casa Ó

No llamaba la atención en los setenta que los medios difundieran anuncios comerciales con frases como “sea mujer para que su marido le compre una lavadora”.

Desde hace algunos años las cosas son distintas. Las personas conscientes ya no toleran la publicidad machista. En 2014 una petición de change.org obligó a la Cervecería Cuauhtémoc a retirar una campaña publicitaria basada en estereotipos de género. Sin duda ofendían a las mujeres los anuncios que terminaban con estas palabras: “Es fácil ser hombre. Tecate por ti”. La creatividad machista la aportó la agencia Olabuenaga.

Los estereotipos de género no son poca cosa, ya que propician la desigualdad y reafirman patrones que siguen reafirmando el machismo.

Desayuné ayer en el restaurante Casa Ó ubicado en la colonia Lomas de Chapultepec de la Ciudad de México. Tuve necesidad de ir al baño y me pareció lamentable lo que vi:

Restaurante Casa Ó
RESTAURANTE CASA Ó

Es decir, las mujeres son parlanchinas; los hombres, discretos. No mamen, señores machitos del restaurante Casa Ó.

Al salir del restaurante lo comenté con un amigo y este me dijo que exagero, que eso, en el peor de los casos, es un micromachismo inofensivo con el único propósito de hacer un chiste.

Pregunté a dos jóvenes activistas del feminismo y coincidieron: fomentar ideas erróneas sobre las mujeres y sus capacidades nada tiene de gracioso, ya que ningún estereotipo lo es. Todo lo contrario, se acepte o no, promueve la violencia de género, que en principio solo puede ser la de un mal chiste, pero que si se tolera —como se ha tolerado— lleva al feminicidio.

Los micromachismos, leí en internet, “son pequeños gestos sexistas o machistas, algunos de ellos muy sutiles, que ayudan a perpetuar roles de género, machismo, violencia suavizada contra las mujeres”.

 
 
Micromachismo
MICROMACHISMO

Espero que entiendan su error quienes administran el restaurante Casa Ó, en el que no volveré a desayunar.

Enseguida unas preguntas solo para dar la información completa.

¿La calidad de los chilaquiles en Casa Ó? Regular.

 

¿La papaya? No le agradó a mi acompañante, un culto y respetado hombre relacionado con los negocios y la vida comunitaria.

¿El café? Pésimo.

¿El servicio? Excelente.

 

Columna de Federico Arreola en SDP Noticias

Foto Especial

clh

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