Los otros jefes de Mario Riestra y Compañía, sí los de la Cuarta Transformación, también descubrieron su doble juego.
Pactaron la izquierda, pero lanzaron con la derecha una campaña nacional de bots para descalificar al gobernador Alejandro Armenta por la aprobación de la Ley de Ciberseguridad.
Fueron varios los mensajes sicilianos en medios de comunicación locales, y la advertencia quedó clara, se revivirán los expedientes y las órdenes de aprehensión por todas las fechorías cometidas por Mario y algunos miembros de su familia, al igual que la de sus coequiperos más cercanos como Zaldívar, quien, por ejemplo, ya andaba muy campante paseándose en los cines de varias plazas comerciales de Puebla y Cholula.
Mario y Genoveva, al verse descubiertos, inmediatamente recularon y juraron por todas las redes sociales que eran inocentes, que ellos no fueron, que son blancas palomitas.
Demasiado tarde, la trama de la traición había sido descubierta.
Finalmente, lograron lo que querían, la ley será modificada por órdenes de Claudia Sheimbaum, de ese tamaño fue el escándalo que propiciaron.
Después de eso ordenaron el voto a favor de la ley Chaleco hace unos días, ya ni pío dijeron sobre esa ley controversial.
En la sesión del jueves 26 de junio, ordenaron a sus diputados callar religiosamente sobre estos o cualquier otro tema incómodo para el Gobierno del Estado.
Están en espera de ser recibidos por el diputado con licencia José Luis García Parra, el número dos en el gobierno estatal.
Quieren ser perdonados, a cambio de lo que sea.
La gran interrogante ¿serán perdonados por doble A?
¿A qué precio?
Y es que no es tan fácil. El doble juego fue expuesto de forma tan evidente a los ojos de todo el país, que el gobernador tendría que pensar muy reflexivamente si vuelve a confiar en ellos o no.
En primer lugar, porque existe la certeza de que volverán a traicionarlo.
En segundo lugar, porque ese hipotético perdón será un mensaje de debilidad a todos los otros actores políticos, lo cual es impensable.
Los adversarios sabrían entonces que es posible agredir con fuerza al gobierno sin esperar represalias, con el borrón y cuenta nueva garantizado.
Esto no va a suceder.
Un gobernador que se precia de su fortaleza no deja pasar este tipo de acciones.
Mejor sentaditos, a esperar, que ya vendrán las consecuencias de sus actos.
clh