La presidenta Claudia Sheinbaum ya lo adelantó en la presentación de sus cien puntos para gobernar:
El fin de las dinastías del poder.
Sí, aquellas familias enquistadas cada sexenio o trienio en busca de que concluida la gestión de algún integrante llegue otro de la misma estirpe, en diferente posición o la misma.
La herencia del poder, pues.
Sheinbaum anunció que se legislará para impedir que un funcionario público, diputado o senador promueva a familiares o parejas para otros cargos.
En Puebla, quienes han hecho de la política una forma de vida familiar son Los Riestras, Los Rivera Vivanco, Los Gali y Los Mier, entre otros.
Padres e hijos, hermanos, tíos, primos, esposas, concubinas y hasta el perico dan longevidad a familias que acaban como caciques de antaño.
Sin duda, se purificará la vida política del país con esta legislación contra el nepotismo, pero además tendrá que empezar a prohibirse apoderarse de cargos públicas en los tres niveles de gobierno.
Sheinbaum además reiteró que está contra la reelección de alcaldes y diputados, lo que también impedirá que se instauren pandillas o clanes para saquear el erario.
Dos temas cruciales que ahora por el impacto inmediato de otros asuntos no es visto con lupa, pero cuando se acerquen los procesos electorales empezarán los lloriqueos para no perder privilegios familiares.
La vida política será depurada.
No hay de otra. El nepotismo tampoco tendrá cabida en el segundo piso de la Cuarta Transformación.
clh