El papel histórico de la oposición
Qué lugar en la historia tendrá la oposición, durante los tiempos de la Cuarta Transformación.
Desde 2018, ha sido incapaz de articular una narrativa propia, plantearse como opción al cambio, e incluso ir más allá de la comodidad de las redes sociales.
El resultado es más que evidente: la 4T y aliados suman 24 gubernaturas; 28 de 32 Congresos locales; repitieron en la presidencia, ahora con Claudia Sheinbaum.
La Cuatroté tiene la mayoría legislativa en las cámaras de diputados federales y senadores, además que ampliaron presencia en alcaldías de todo el país.
¿Y la oposición?
Bien, en el discurso de “se robaron la democracia” “vivimos en una dictadura” “López Obrador destruye al país” y demás lindezas.
Pero, insisto, ¿cuál ha sido el papel de la oposición para que ello ocurra?
¿Hasta qué grado es corresponsable de lo que hoy ocurre?
Los liderazgos partidistas se quedaron con las mejores posiciones en el Senado y Cámara de Legisladores para ellos, sus esposas, parientes y amantes.
Siguen sin entender lo que ocurrió el 2 de junio, cuando 36 millones de mexicanos votaron contra lo que representan.
La oposición que perdió todas y cada una de las batallas que libró con la Cuarta Transformación.
El proyecto de López Obrador les ganó una y todas. Dejó en el ridículo a los opositores, quienes con un discurso que raya en la estulticia endosa la pérdida de democracia a la 4T.
¿Y ellos y ellas?
Seguirán en las mismas, sin comprender que los votantes jamás los tomaron en serio como salvadores de un país que en el pasado -ellos, los adversarios a la 4T- lo hundieron, pero ahora pretenden rescatar con la misma narrativa que devastó a México.
Patéticos y pendejos.
clh