No hay lunas de miel eternas

De los primeros personajes del país, en abiertamente respaldar el proyecto de la hoy presidenta electa, Claudia Sheinbaum, figura Sergio Salomón Céspedes.

Al bote pronto, el manual indica que le tocará una parte de lo que reparta, pero el oriundo de Tepeaca trae otro chip.

Desde dentro de las estructuras del poder morenista hay quienes analizan la conveniencia de que haya un octavo gobernador en seis años para Puebla.

Otros que no tardan en llegar ven la oportunidad de extender a 6.6 años su gestión. Comenzar a mandar, pues.

También aquellos que creen que en el ocaso sexenal sería una buena opción, acompañarlo en lo que se ofrezca para lo que viene.

Sergio Salomón varias ha repetido que su prioridad es Puebla. Tuvo que decirlo ¿por última vez? apenas el lunes, en conferencia de prensa. Los medios y “analistas digitales” que fueron los primeros en decir que ya se iba, ahora salieron: tal y como lo adelantamos: doble SS se queda. No mamen.

El gobernador no es irresponsable, ni ambicioso. Su gestión de dos años implicó compromisos con los y las poblanas en obras y proyectos que están por concluir. Entregará todo.

Nunca apoyó a Sheiunbaum por un hueso, cargo o encargo, sino porque como dicen en Tepeaca, “es mi comadre”.

Lo interesante es el contexto que indica que hasta el último minuto del 13 de diciembre del 2024 concluye la gestión de un sexenio maldito que trajo siete gobernadores.

No acaba antes de esa fecha.

Esa es la lectura que indica que las lunas de miel tampoco son eternas.

 

clh