Misterio de campaña, sin resolver

Es el misterio de la campaña electoral 2024.

A nivel federal, Xóchitl Gálvez en una cruzada permanente contra el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Y en el ámbito estatal, Eduardo Rivera Pérez se lanzó con todo frente al gobernador Sergio Salomón Céspedes.

¿Y Claudia Sheinbaum, doña Xóchitl?

En el mismo tenor, ¿y Alejandro Armenta, don Eduardo?

Si usted analiza los datos finos de la contienda verá que ese mismo modelo se aplicó en las alcaldías, diputaciones federales y locales, así como senadurías.

¿Quién asesoró la campaña panista para no tocar ni con el pétalo de una rosa al contrincante, pero, eso sí, irse con todo contra AMLO y doble S?

¿El Clan del Pájaro Sabio de Trauwitz, Facundo, René y el rector de la Catedral?

¿O las hermanas del verbo encarnado?

Lo cierto es que buena parte de la fallida estrategia que llevó al PAN a niveles de la ignominia política obedeció a eso: no confrontar al contendiente directo.

Andrés Manuel López Obrador rebasó el 70 por ciento de aprobación en Puebla, durante la campaña.

Sergio Salomón Céspedes anduvo arriba del 65 por ciento del respaldo social, incluso en las zonas panistas.

En cambio, los gobiernos azules llegaron reprobados a la campaña y fueron expulsados el día de la elección.

Sin embargo, Xóchitl y Lalo se fueron con personajes que no aparecían en la boleta.

Y nadie, absolutamente pudo remediarlo.

Entre más ataques lanzaban contra presidente y gobernador, peor les iba en la contienda.

Todavía juraron que entre más participación social se diera, sus posibilidades de triunfo subirían.

Ocurrió el efecto contrario: entre más votos hubo, más se amplió la ventaja de los ganadores.

Puebla quedó en cuarto lugar en participación cívica con más del 64 por ciento.

 

clh