Seis años después

A estas alturas del año, pero del 2018, el morenovallismo que controlaba PAN, PRD, Compromiso por Puebla, Nueva Alianza, PSI y dominaba PRI y Verde tenía claro el tamaño del tsunami Lopezobradorista.

Arrasaría todo, sin que nadie pudiera evitarlo, entonces habría que recuperar lo que se pudiera.

Por eso, enfocaron todas sus baterías en salvar a la Reina, cuya clave no era otra cosa más que apostarle todo a la Gubernatura por Martha Érika Alonso.

“Si ellos (morenistas) son cochinos, nosotros somos más marranitos y con pezuñitas”, contó en la víspera de la elección, un connotado morenovallista.

El día de la elección del 2018 había pasado el tsunami, llamado AMLO, que se llevó la elección Presidencial, Senado, diputaciones federales, el Congreso del Estado y los principales municipios, entre ellos La Joya de la Corona, Puebla capital.

Y el morenovallismo se aferró a la gubernatura, la cual para retenerla implicó robo de urnas, balazos, muertos, levantones y toda clase de mapachería.

El panismo, controlado por el morenovallismo, defendió la causa de Martha Érika Alonso y se olvidó de los suyos para otros cargos, entre ellos la capital con Eduardo Rivera, quien había perdido frente a una reverenda desconocida (Claudia Rivera Vivanco) que acabó por ser la más conocida por su corrupta gestión.

Seis años, los morenovallistas han leído mejor lo que se avecina: otro tsunami, por lo que se alinearon a la causa morenista para subirse a la ola de Sheinbaum, Armenta y Chedraui.

Bien dice la máxima, si no puedes con el enemigo, únetele.

Lo aprendieron seis años después, mientras los panistas tradicionales ya decidieron mejor sacrificarse por la Patria.

 

clh