Nancy de la Sierra se confronta con los liderazgos veteranos de las mujeres del PRI

El regreso al PRI de la senadora Nancy de la Sierra Arámburo ha significado “un balde de agua fría” para los escasos liderazgos femeninos que quedan en el partido tricolor, pues a muchos ha disgustado, pero sobre todo agraviado, que una mujer que se fue seis años renegando de dicha fuerza política, regresé y se le de un trato de privilegio. Son las expresiones que –entre este miércoles y jueves– se dejaron sentir en las redes sociales, sobre todo en los grupos de conversación de militantes priistas.

Pero al mismo tiempo, Nancy de la Sierra, haciendo gala de un discurso contradictorio, con ideas muy pobres, ha entrado abiertamente en una confrontación contra los liderazgos más importantes y experimentados de mujeres del PRI poblano.

Este jueves, la plana mayor del PRI local la recibió en un acto público en la sede tricolor del Centro Histórico de la capital del estado, un día después de que hizo lo propio el impresentable líder nacional del tricolor, Alejandro Moreno Cárdenas, alias Alito.

Vestida toda de negro, dejando a un lado el rojo emblemático del PRI, De la Sierra tuvo una intervención para primero mostrarse supuestamente conciliadora, con un falso tono de humildad, para expresar:

“Yo no vengo a competir con las mujeres del PRI, vengo a apoyar la designación –de candidatos— que el Frente por México decida para competir… que las mujeres del PRI sepan, que vengo a ayudarlas, que me vengo a sumar y que vengo a trabajar desde abajo”.

Pero unos segundos después, abandonó ese tono de reconciliación, para expresar: “Pero es tiempo de pasar la estafeta muchachas, porque es tiempo de los jóvenes”.

La última frase causó molestia, risas, sarcasmos, en el pobre grupo de militantes priistas que acudieron a reencontrarse con esta mujer que fue parte del grupo político del ex gobernador Mario Marín Torres, “el góber precioso”, quien incluso fue su padrino de boda con el político choluleta José Juan Espinosa Torres.

Las palabras de Nancy de la Sierra les parecieron a muchos de los asistentes al acto de recibimiento como una especie de reclamo, de agresión, contra las dos principales figuras femeninas del PRI poblano: Blanca Alcalá Ruiz y Lucero Saldaña Pérez, ambas ex senadoras de la República, y cada una de ellas, poseedora de una larga, fructífera y exitosa carrera política.

Pareciera que la “arrepentida” Nancy de la Sierra, que ahora dice que nunca la entendió a la 4T, quiere expresar –sin decir sus nombres– que a Lucero Saldaña y a Blanca Alcalá se les acabó su tiempo, que ya no pueden seguir reclamando espacios en el PRI y ahora deben dejar pasar a mujeres jóvenes.

A muchos les pareció una broma de mal gusto el tema del relevo generacional, si se toma en cuenta que Nancy De la Sierra tiene 53 años, como para querer erigirse en la voz de los jóvenes priistas.

Visto de otra manera, cuando ella en 1999 –es decir hace dos décadas y media– estaba ocupando su primer cargo público, que fue ser directora del desaparecido Instituto de Asistencia Pública del gobierno del estado, la mayoría de los miembros del Frente Juvenil Revolucionario del tricolor, apenas iban a nacer o eran unos bebés, pues las edades de la mayoría de ellos van de los 19 a los 26 años.

Lo que más escozor causó fue el ataque velado de la senadora contra Blanca Alcalá Ruiz y Lucero Saldaña.

Una mujer expresó enojada: “Por lo menos ellas nunca la dieron la espalda al partido”, luego de que Nancy de la Sierra exigió un cambio generacional.

Y si tiene razón esa militante priista, si algo caracteriza a Saldaña y Alcalá es que siempre han sido leales al PRI, incluso cuando este partido cayó derribado como “castillo de napies” luego de perder la gubernatura en 2010.

Otras diferencias sustanciales son que, en 2006, Lucero Saldaña mostró valentía y congruencia al defender a la periodista Lydia Cacho Ribeiro, siendo senadora del PRI y sin importar el carácter machista y violento del entonces gobernador priista Mario Marín Torres, quien mandó a encarcelar a la comunicadora para darle “coscorrones” por atreverse a denunciar redes de trata de niñas.

Y en cambio Nancy de la Sierra fue de las priistas que cerraron filas en defensa de Mario Marín Torres, sin importar que en el fondo estuviera el tema del abuso infantil.

En el caso de Blanca Alcalá tiene el enorme mérito de que fue la primera mujer en ganar la alcaldía de la ciudad de Puebla y una vez que estuvo instalada en ese cargo, tuvo que resistir el bloqueo y ataques constantes del entonces mandatario Mario Marín Torres, quien hacia gala de su machismo y cada vez que podía se refería a la edil de la ciudad de Puebla con expresiones misóginas.

Una diferencia notoria es Nancy de la Sierra se convirtió en diputada local por obra y gracia de Mario Marín Torres, uno de los políticos más abominables en el país, y que durante el inició de este siglo era quien mandaba en el PRI.

 

clh