Alfredo Arango es el que desató la crisis del ISSSTEP

La crisis que se vive en el Instituto de Seguridad Social y Servicios Sociales de los Trabajadores al Servicio de los Poderes del Estado de Puebla (ISSSTEP), que pasa por el agotamiento del fondo de reserva para pensiones, la escasez de medicamentos y la falla permanente –con 13 años de antigüedad— de los elevadores del hospital regional, entre otros problemas, tiene su origen en una larga lista de abusos y engaños que han quedado impunes en los últimos 18 años. Siendo un actor central de ese negro historial: Alfredo Arango García, quien fue el director del ISSSTEP en el gobierno marinista.

El ISSSTEP desde hace varios años enfrenta un fuerte déficit de recursos presupuestales que hace complicado atender a unos 50 mil trabajadores de los poderes públicos de Puebla, que a su vez generan una población de más de 300 mil derechohabientes.

Una de las partes más dolorosas de esa crisis es que en la actualidad el tiempo promedio de demora para que un trabajador obtenga una pensión, sobre todo entre los maestros, es de 7 años. Esa condición se origina por la falta de dinero para otorgar ese derecho laboral.

Situación que se vuelve muy sufrida en aquellos mentores que estando padeciendo enfermedades incapacitantes o incluso estando ya desahuciados, no se pueden ausentar del servicio activo por lo tardado que dura el trámite para obtener el retiro laboral definitivo y que no les pueden dar incapacidades médicas por más de 90 días.

Aunque parezca increíble hubo un largo periodo en que el ISSSTEP funcionó bien y fue en el sexenio del entonces gobernador Melquiades Morales Flores que, al terminar su mandato en el año 2005, dejó un fondo de reserva de pensiones de unos mil 800 millones de pesos de acuerdo con el valor monetario de esa época.

En mucho se logró capitalizar ese fondo por la disciplina financiera que había en el ISSSTEP y que en esa época estaba a cargo del doctor Miguel Martínez Villalpando, quien en su calidad de director del instituto frenó muchos abusos y nunca permitió que las reservas económicas se utilizaran para propósitos no autorizados.

El equilibrio se rompió con el gobierno siguiente, el de Mario Marín Torres, en donde se generó una crisis estructural –que no se ha resulto hasta la fecha– del Instituto de Seguridad Social y Servicios Sociales de los Trabajadores al Servicio de los Poderes del Estado de Puebla a causa de excesos y excentricidades.

Uno de los propósitos centrales de Alfredo Arango García, el entonces director del ISSSTEP en el periodo marinista, fue la construcción del nuevo hospital de espacialidades, nombrado 5 de Mayo. El proyecto no parecía complicado porque no había la necesidad de que se comprara un predio para ese edificio, ya que se levantó junto al antiguo nosocomio de la institución.

Originalmente se elaboró un presupuesto de alrededor de 200 millones de pesos y el hospital acabó costando más de 600 millones de pesos, lo que generó las sospechas de que hubo costos inflados y graves actos de corrupción.

Para pagar la nueva instalación hospitalaria se echó mano del fondo de reserva de pensiones y a partir de entonces, se volvió algo común el “pellizcar” esa bolsa de dinero para pagar cualquier cosa, desde equipos médicos hasta fármacos, lo que acabó agotando los recursos que estaban exclusivamente destinados para los trabajadores que decidieran retirarse del servicio activo.

Por esa época, causó mucho impacto en la opinión pública la apertura del primero de los tres nosocomios privados que existen de la zona de Angelópolis. Se trataba del Hospital Puebla, que se ubica casi al fina de Vía Atlixcáyotl, con dirección hacia la capital.

El Hospital Puebla tenía una peculiaridad: el edificio originalmente se construyó para que fuera un hotel y al no cuajar el proyecto, entonces el inmueble lo vendieron a los actuales propietarios de ese nosocomio, con el problema de que las instalaciones no tienen el diseño y las dimensiones que requiere un hospital.

Por ejemplo, el Hospital Puebla no cuenta con un sistema de rampas entre todos los pisos de la edificación.

Una excentricidad de Alfredo Arango, cuentan fuentes bien informadas, es que ordenó que el proyecto del nuevo nosocomio del ISSSTEP fuera una copia fiel del Hospital Puebla. Los arquitectos encargados siguieron al pie de la letra las indicaciones y no supieron advertir que era el modelo menos adecuado.

Por eso, el hospital de especialidades del ISSSTEP no tiene un sistema de rampas entre todos los pisos del edificio y los espacios para los 10 elevadores, son insuficientes para que se pueda instalar equipos de uso intensivo, destinados a subir y bajara enfermos en camas hospitalarias.

Los elevadores que le pusieron al flamante nuevo edificio no eran para uso intensivo y eso explica porque, al primer año de actividades, en 2010, dejaron de funcionar dichos aparatos. Desde entonces siempre están descompuestos una parte o la totalidad de los elevadores, lo que convierte en un drama el traslado de pacientes.

Arango fue a dar a la cárcel un par de años, durante el gobierno de Rafael Moreno Valle Rosas, pero por anomalías cometidas en su paso como secretario de Salud en el último tramo de la administración marinista. Al final le decomisaron más de 70 millones de pesos de bienes personales y con el pago de una fianza salió de prisión en diciembre de 2013. Nunca lo sancionaron por las barbaridades del ISSSTEP.

Siendo director del ISSSTEP el morenovallista Roberto Rivero Trewartha contrató a un arquitecto especialista en edificios hospitalarios. El objetivo era elaborar un plan maestro para hacer funcionales las instalaciones medicas de la institución. El encargado del proyecto cobró mucho dinero y sorprendentemente, nunca detectó la grave falla de los elevadores. Por eso la crisis de los traslados de pacientes en el inmueble en cuestión ya dura más de una década. Kafkiano es este asunto.

Al inicio del sexenio del gobernador Rafael Moreno Valle Rosas se planteó la misma crisis que se ha descrito en la actualidad: ya no hay dinero en el fondo de reservas de pensiones.

En aquella ocasión los diputados morenovallistas hicieron una reforma a la Ley Orgánica del ISSSTEP, que implicó un sacrificio de los trabajadores, no del gobierno.

Por esa razón la aportación de los trabajadores afiliados al ISSSTEP subió del 9.5 al 13 por ciento, además se endurecieron los requisitos para que maestros y burócratas se puedan pensionar.

El entonces líder parlamentario del PAN, Mario Riestra Piña, dijo que esa reforma iba a generar dinero suficiente para pagar las pensiones en el ISSSTEP hasta el año 2036. No ocurrió así, los fondos ya se acabaron, 12 o 13 años antes de lo previsto.

Ahora que le gusta tanto cuestionar al mal funcionamiento del IMSS en Puebla, ojalá que Mario Riestra, en su calidad de diputado federal, explique por qué no funcionó su reforma para el ISSSTEP.