Lo que era un informe se acabó convirtiendo en el arranque de campaña de Eduardo Rivera

Una reunión realizada el sábado que, originalmente iba a ser un informe, un corte de caja, de los primeros 500 días del gobierno de la capital, se acabó convirtiendo en un primer acto de campaña de Eduardo Rivera Pérez, el edil de la ciudad de Puebla, rumbo a la construcción de la candidatura opositora a la gubernatura de Puebla.

El encuentro que fue convocado y organizado por Jesús Zaldívar Benavides, el presidente del Comité Directivo Municipal del PAN, pudo exhibir las debilidades y fortalezas del blanquiazul rumbo a la sucesión de 2024.

La idea original era convocar unos 800 militantes del PAN capitalino y tener un techo de unos mil participantes. Sin embargo, al acto llegaron alrededor de mil 600 asistentes, lo cual obligó a que los administradores del Centro Mexicano Libanés tuvieran que habilitar hasta la zona de albercas para dar cabida, y sobre todo alimentos, a la mayor parte de los que acudieron a la congregación albiazul.

El evento mostró dos caras del PAN. Por un lado, como pocas veces, el partido se mostró cohesionado y sin fracturas importantes.

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Los únicos ausentes relevantes fueron Genoveva Huerta Villegas, la expresidenta estatal del partido, y el coordinador de los diputados locales, Eduardo Alcántara Montiel, cuya imagen se encuentra devaluada luego de que la semana el poder Judicial Electoral lo declaró culpable de violencia política de género y hostigamiento sexual.

También se pudo exhibir que la zona metropolitana de Puebla es el principal bastión del PAN en el estado.

La respuesta que hubo el sábado es resultado del crecimiento de las estructuras electorales en la capital y que se ha logrado regresar al trabajo político del partido a la mayor parte de las corrientes internas del albiazul, luego de varios años de divisiones y exclusiones.

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Pero no todo es miel sobre hojuelas. Lo que Eduardo Rivera Pérez necesita es lograr este tipo de reuniones en el resto del estado, en donde su fuerza y presencia todavía son muy pobres, hasta el momento.

Una situación que contrasta con lo que ocurre con sus muy posibles rivales de Morena, Alejandro Armenta Mier e Ignacio Mier Velazco, que en la lucha por la candidatura de la 4T han logrado movilizar a su favor a las bases de Morena de todas las regiones del estado, pero principalmente a las estructuras electorales del PRI y otras fuerzas políticas, que están ávidas de encontrar espacios de participación rumbo a la sucesión de 2024.

Aunado a que el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina está haciendo lo propio de garantizar que el PRI no entre a la alianza opositora en 2024, otorgando espacios políticos dentro de la estructura de gobierno a importantes figuras del tricolor.

El sábado Eduardo Rivera, por el clamor de los asistentes, no redujo su discurso a hacer el balance de logros alcanzados en su gestión como edil de la capital. Se vio obligado a hablar de la sucesión gubernamental.

Hizo un llamado a buscar a los mejores candidatos en 2024, haciendo caso a los resultados de los sondeos de opinión pública. A mantener la unidad del PAN como premisa fundamental para competir. En resumen, fue una especie de punto de partida del proyecto electoral que se avecina.

No obstante, hizo falta algo fundamental: hablar de la coalición opositora, que es indispensable para el blanquiazul, ya que sin los votos del PRI y del PRD, al PAN no le alcanza los sufragios para disputarle a la 4T la gubernatura, las senadurías y la mayoría del Congreso local, que estarán en juego en un par de años.

En conclusión, en el conclave panista el tema ausente fue: ¿qué va a pasar con el PRI poblano?

¿Compite con el PAN en 2024 o se ciñe a los intereses electorales del Morena?

Son preguntas que, por ahora, parecen tener una respuesta favorable a la 4T.