Cien días de respiro, de un sexenio mortal

Se cumplieron los primeros cien días del gobierno de Sergio Céspedes Peregrina, dentro de un sexenio que inició con Martha Érika Alonso, siguió Jesús Rodríguez Almeida, continuó Guillermo Pacheco Pulido, asumió Luis Miguel Barbosa Huerta y concluirá el hoy mandatario.

Lo que en el análisis puede catalogarse como un periodo de convulsiones por las muertes de dos exgobernadores (Martha Érika y Luis Miguel), lo cierto es que hoy existe estabilidad y presencia de Estado.

El estilo de gobernar de Céspedes Peregrina ha sumado a la dinámica del diálogo y el acuerdo con todos los sectores, aunque a veces desde dentro pretendan regresar a otros tiempos de confrontación.

El propio mandatario lo define como el reencuentro entre sociedad y gobierno. Hay respeto entre poderes, tampoco existe presiones mediáticas y los sectores observan un nuevo estado de ánimo en Puebla.

A Céspedes no le gustan los mensajes en medios o los elevados tonos para exigir demandas, quien solicita una reunión la obtiene. Tampoco ataca a quienes piensan diferente que él o tira línea para golpear políticamente a nadie.

En otros periodos quedó claro que los mensajes a los mandatarios se enviaban en columnas o primeras planas de los medios. Hoy es otro estilo directo.

A Céspedes le toca el cierre del sexenio, por lo que se avizoran cambios y más ajustes en el gabinete.

Se mantiene como el jefe político de la Cuarta Transformación en Puebla para garantizar el piso parejo. Tan eso ocurre que los aspirantes dejaron de ser perseguidos en columnas.

Sería ingenuo no pensar que tiene sus afectos políticos, pero algo queda claro, por encima de eso se encuentra la gobernabilidad de la entidad de un sexenio mortal.