El valor de la estructura

Ahora que andan tan campantes algunos aspirantes a Casa Aguayo, bajo su lógica de ser los más conocidos o esperar la “pinche señal” de Palacio Nacional para ser favorecidos, bien vale una pregunta:

¿Disponen de la estructura sólida para garantizar la victoria o se subirán como en el 2018 a la ola de la 4T para llegar?

La respuesta tampoco resulta complicada, porque si algo sobra al barbosismo es estructura de operación política.

Luis Miguel Barbosa (q.e.p.d) estaba convencido que la balanza sería inclinada por ese contacto en cada región, pueblo y localidad.

Ahí se pusieron a trabajar. Realizar acuerdos, amarres políticos y compromisos de caminar con liderazgos locales, regionales y estatales. 

Dos personajes fueron claves en este esquema: el hoy gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina y el secretario de Gobernación, Julio Huerta. 

El primero sería el favorecido por la operación del segundo. En esas andaban cuando llegó el fatídico 13 de diciembre. Todo cambió.

Quien conoció y recibió el respaldo de dicha estructura política barbosista fue la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum. 

Es la estructura la que ofrece votos en 2024 a la Cuarta Transformación, de ahí que Puebla se ha vuelto territorio apetitoso para los presidenciables.

Quizá por ello el senador Alejandro Armenta Mier subió a la contienda a Julio Huerta, sabedor de lo que trae en términos de operación política en todo el estado.

Lo dijo: “está muy fuerte en todo el Estado”.

Es mejor tenerlo de aliado que de adversario.