La primera mega alianza en Puebla fue furtiva. Ocurrió en 1996 para llevar a la alcaldía de la capital, por vez primera, al PAN.
El candidato resultó ser Gabriel Hinojosa, quien bajo las siglas de Acción Nacional aglutinó en su entorno al llamado Frente Cívico.
Una amalgama de personajes de derecha a izquierda en la que cabían desde Antonio Sánchez Díaz de Rivera, Alfredo Sandoval González (q.e.p.d) hasta Pepe Momoxpan y Guillermo Hidalgo para desafiar y arrebatar la ciudad de Puebla al entonces gobernador Manuel Bartlett Díaz y su candidato Germán Sierra Sánchez.
La segunda importante ocurrió con Rafael Moreno Valle, quien sumó al PAN nada menos que al PRD, Nueva Alianza y Convergencia frente al PRI del marinismo.
El saldo de esta acción lo llevó a la gubernatura en 2011. Ratificó su tesis que al PAN no le alcanzaba para ganar solo.
Las alianzas se volvieron el común denominador de los procesos electorales y se dieron en ámbitos municipales o legislativos.
Ahora Eduardo Rivera plantea una mega alianza con PAN, PRI, PRD, Movimiento Ciudadano y el Pacto Social de Integración, en momentos en que la coalición nacional se desmorona.
Y en Puebla algunos de esos aliados juegan para Morena en diferentes ámbitos. PRI y Pacto Social, por ejemplo.
En épocas electorales, la experiencia indica que no existe peor traición que sumarse para restar.