Regreso de Abdala enrarecerá más la sucesión gubernamental

El regreso esta semana de Rodrigo Abdala Dartigues como delegado de la Secretaría de Bienestar en el estado de Puebla es un movimiento que va a generar más dolores de cabeza, que beneficios. Su reincorporación a este cargo provocará un mayor enrarecimiento del clima político en torno a la sucesión gubernamental de 2024.

Abdala dejó este cargo exactamente hace un año, luego de un alud de quejas en su contra, pues siempre quedó de manifiesto su ineficacia como coordinador de los programas sociales del gobierno federal.

Cuando iniciaron las campañas de vacunación contra el Covid-19, la desorganización en las jornadas de inoculación provocó que llegara un momento en que ya no era convocado a las reuniones de planeación porque no resolvía los problemas que se registraban.

Ahora retorna al mismo puesto, luego de que hace un par de días Carlos Torres Rosas, el coordinador nacional de los programas sociales del gobierno federal, hizo público que el político poblano dejaba la jefatura de la Unidad de Planeación y Evaluación de la Secretaría del Bienestar. Asimismo, hizo oficial que nuevamente será delegado estatal en Puebla.
 

Se dice que Abdala retorna a Puebla con el propósito de operar las estructuras de beneficiarios de los programas sociales a favor de la intención de que el diputado federal Ignacio Mier Velazco se convierte en el candidato de Morena a la gubernatura del estado. Y es apenas uno de varios cambios, que son tendientes a apoyar el proyecto del legislador poblano.

Por los antecedentes que carga Abdala Dartigues, se puede afirmar, sin temor al error, que su reincorporación al mismo puesto va a generar conflictos, enojos y muchos dolores de cabeza en todos los sentidos. Entre sus detractores y sus propios aliados políticos.

Para empezar, eso va a significar un fuerte enfrentamiento entre la delegación de la administración federal y el gobierno del estado de Puebla. El gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta está apostado a no permitir que Ignacio Mier Velazco sea el candidato de la 4T.

A su vez, Ignacio Mier también ha mandado mensajes de que, aunque no goza de la aceptación de una parte importante de la clase política de la 4T en el estado, buscará la nominación a como de lugar.

Y en medio de este choque, Rodrigo Abdala es un personaje sin la pericia necesaria para evitar que el conflicto político dañe la eficiencia de la aplicación de la política social en el estado, que es la parte más valiosa que tiene el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador que antepone el derecho de que “primero los pobres” deben ser los beneficiarios de la acción del Poder Ejecutivo federal.

La mala relación entre Abdala y Luis Miguel Barbosa Huerta data desde 2017, cuando al primero se le encargó armar la estructura electoral de Morena para cuidar las casillas en los comicios de 2018.

Cuando ya estaba en marcha el proceso electoral de hace 5 años, se descubrió que no existía el ejército de activistas que iba a defender el voto, pese a que se habían destinado recursos humanos y económicos para esa labor.

Lo más grave, es que Rodrigo Abdala siempre reportó avances en la construcción de esa estructura, fue reservado con la información y al final, resultó que no se había realizado el trabajo encomendado.

Después se supo, que Abdala creí que podían convertirse en candidato a gobernador y en lugar de orquestar el trabajo electoral que le asignaron desde la cúpula nacional de Morena, se dedicó a armar grupos que apoyaran su posible postulación a aspirante a titular del Poder Ejecutivo estatal.

Cuando se vieron frustrados sus planes, por la nominación de Luis Miguel Barbosa Huerta en 2018, no hizo nada por enmendar el incumplimiento de la tarea asignada.

La colaboración político-electoral entre Rodrigo Abdala Dartigues e Ignacio Mier Velazco se puso de manifiesto a finales de julio pasado, en el proceso de renovación del Consejo Estatal de Morena, en el cual el funcionario federal se encargaría de crear redes de apoyo para que ganaran los candidatos a consejeros que fueran afines al segundo de ellos.

Efectivamente el 30 de julio, el día de los comicios internos de Morena, se vio un fuerte acarreo de votantes de todos los grupos importantes que se disputaban el control del partido. En particular llamó la atención que se detectaron supuestos grupos de beneficiarios y funcionarios de la Secretaría de Bienestar estar participando en bloque en la contienda partidista.

Al final, la corriente de Ignacio Mier Velazco consiguió una cifra pírrica de miembros del Consejo Estatal de Morena que no le permitió alcanzar una sola cartera en la nueva dirigencia de esta fuerza política.

Ese resultado mostró el limitado talento de Rodrigo Abdala para ganar elecciones al interior del Partido de Regeneración Nacional.

Por eso surge una pregunta básica: ¿no había nadie mejor para operar electoralmente a favor de Ignacio Mier?