Ariza busca planilla de unidad para no perder el poder de la sección 23 del SNTE
Alejandro Ariza Alonzo no solamente ya excedió dos años su periodo como secretario general de la sección 23 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE 23), sino que busca no irse sin decidir quien lo sucederá en el cargo. Es decir, aspira a seguir teniendo poder dentro de la dirigencia gremial. Por esa razón está buscando, a marchas forzadas, construir una planilla de unidad entre cuatro de los cinco aspirantes a contender por el máximo puesto de la organización de los llamados maestros federalizados.
La necesidad de esa planilla de unidad se debe a una fuerte realidad: si ahora fueran las elecciones, ganaría con un amplio margen –estiman los conocedores de los entretelones del sindicato—el ex secretario de Finanzas del gremio, José Luis González Morales, quien ha logrado convertirse en el aspirante más popular y receptor de la fuerte inconformidad que existe entre los maestros contra la gestión de Ariza Alonzo.
González Morales tiene tres fuertes ventajas: ha recorrido el estado desde hace varios meses y eso le ha permitido crecer en adhesiones a su proyecto de ser candidato a la secretaría general.
Además, fue mucho tiempo el secretario del área de primarias, que es el más numeroso dentro del magisterio y por eso tiene mucha popularidad.
Y otro factor muy relevante, es que fue muy cercano a Salvador Escamilla Vargas, quien en cuatro ocasiones buscó la secretaría general y en dos estuvo a punto de lograrlo. Este maestro creció mucho a nivel de las bases por el discurso de combatir la corrupción interna del SNTE, que agravia a los maestros que trabajan en las aulas y no son parte de los grupos políticos
Frente a esa panorama muy adverso para Ariza Alonzo, el dirigente saliente está buscado que necesariamente se formé una planilla de unidad entre cuatro aspirantes: Horacio Momox Sánchez, quien ha sido secretario de prestaciones sociales; José Trinidad Padilla Mora, quien ha estado al frente de la negociación salarial del magisterio; Víctor Flores Ortiz, quien fue secretario de créditos y es muy cercano el diputado federal del PAN, Mario Riestra Piña; y Eliud Arturo Bravo, quien ha estado en la cartera de otorgamiento de créditos de vivienda.
Los cuatro ya llevan una importante trayectoria en cargos sindicales y al mismo tiempo, enfrentan muchos cuestionamientos en su contra. Ninguno de ellos gana por si solo. Es fundamental para que funcione el proyecto de Ariza que se unan todos y cada uno aporte su cuota de seguidores para poder derrotar a José Luis González.
El problema que se tiene para fraguar el proyecto es que los aspirantes cedan en sus egos, que son enormes pues los cuatro se sienten muy poderosos. Hasta ahora no se han puesto de acuerdo quien debe ser el candidato secretario general y si no logran el consenso en torno a uno de ellos, ese podría ser el frágil hilo que se rompa y no se logre la cohesión necesaria.
A todo lo anterior, se debe considerar que ganar una elección en el SNTE 23 no nada fácil, si se toma en cuenta que hay entre 44 mil y 46 mil trabajadores en activo, más unos 18 mil jubilados. Con esas cifras es como el equivalente a participar en unos comicios como de las ciudades de Tehuacán o San Martín Texmelucan.
Puebla preocupa a la cúpula nacional del SNTE
Aún es incierta la fecha en que se deberá de realizar el proceso electoral para renovar las dirigencias de las secciones 23 y 51 del SNTE, que tienen como peculiaridad que por primera vez se decidirán por el sufragio mayoritario de los maestros y de los trabajadores de apoyo de la educación, así como de los jubilados y pensionados que tienen derecho a votar y ser votados.
Se estima que la renovación gremial se podría producir en septiembre próximo y que la convocatoria se emita en agosto, al reinicio del ciclo escolar. Esto luego de que el proceso de renovación se debía haber realizado en 2020, pero lo impidió la emergencia sanitaria del Covid-19.
Las secciones sindicales locales son consideradas entre las más importantes para el SNTE, no solamente por el alto número de maestros que hay en el estado, sino por la influencia política del magisterio poblano. Y por esa razón se ha venido aplazando los comicios, ya que el panorama no es halagador para la cúpula nacional del sindicato, encabezada por Alfonso Cepeda Salas.
Hasta ahora los resultados para la dirigencia nacional no han sido del todo favorables, pues en Hidalgo, Guanajuato y Tlaxcala, las votaciones fueron ganadas por planillas contrarias a las fórmulas oficiales, es decir los candidatos apoyados desde la cúpula del SNTE.
En Veracruz y Nuevo León se mandó a varios candidatos a contender y se dividió el voto, lo cual permitió ganar a los candidatos oficiales. Pero eso no significó una fortaleza de quienes obtuvieron mayoría en los comicios. Por ejemplo, en la entidad veracruzana el nuevo comité seccional ha sido rebasado por el malestar de los maestros por la falta de pagos pactados con el gobierno de ese estado.
En Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Michoacán y varias secciones de la Ciudad de México, se ha acrecentado la rebelión de los maestros contra el SNTE.
Para el caso del SNTE 23, se sabe, que el proyecto de la planilla de unidad no fue una idea original de Alejandro Ariza, sino se lo pidieron desde el Comité Ejecutivo Nacional del sindicato para evitar que gane un candidato no alineado con la cúpula gremial.