Persiste, el tufo del huachicol

Los señoritingos de El Yunque se pusieron dignos, no sólo por las críticas a la concesión de los parquímetros del municipio a su empresa, sino por su paso por la Ciudad Audi.

Para nadie es un secreto que el morenovallismo, además de hacer negocios con las tierras, abrió las puertas al huachicol.

Los funcionarios del sexenio pasado controlaron todo y ahí estaban los Rodríguez Regordosa, Macari Álvaro, Rojas Armijo, Gali Fayad y compañía.

Hallaron la fuente ideal para abatir costos de construcción de la plataforma AUDI, como toda caja chica.

Eso de mover toneladas de tierra en San José Chiapa, implicó miles de camiones que arribaban al lugar abastecidos, en su gran mayoría, con hidrocarburo sacado de los ductos de Pemex.

Se corrió la noticia y todos le entraron al negocio. Unos para perforar ductos, otros en su resguardo en bodegas o camionetas de lugareños y transportistas que hallaron en la gasolina barata, una forma de bajar costos.

Del 2013 hasta la inauguración de AUDI, la industria del huachicol se extendió hasta conformar el llamado “Triangulo Rojo”.

El modelo de negocios se enraizó en la médula ósea de los pueblos con líderes protegidos por autoridades y pobladores.

En seis municipios de la llamada zona del Triángulo Rojo: Tepeaca, Tecamachalco, Palmar de Bravo, Quecholac, Amozoc y Acajete se concentraron 7 de cada 10 tomas clandestinas de gasolina de Pemex.

Son las demarcaciones donde el huachicol se convirtió en una próspera industria, más rentable que la propia AUDI, joya de la corona de inversión sexenal del morenovallismo. Las ganancias, según datos de Petróleos Mexicanos, sumaron los 2 millones de pesos diarios.

¿Qué permitió la expansión de la ilícita actividad en Puebla?.

La llegada de AUDI, sin más.

¿Nadie se dio cuenta?, todos hoy se llaman sorprendidos.

No, dejemos en claro que si existen bandas de huachicoleros, protegidas por familias (amas de casa y menores de edad) es porque las autoridades lo consintieron.

Hubo colusión entre el poder y la delincuencia. Los gobernantes se volvieron socios de los “bad men”, por lo jugoso del negocio.

De los seis municipios donde gobernaron los huachicoleros, cuatro: Tecamachalco, Palmar de Bravo, Amozoc y Acajete, pertenecían al morenovallismo. Fueron los operadores del ex gobernador de Puebla, en la búsqueda de la candidatura presidencial. Tepeaca y Quecholac con el PRI a cargo fueron comparsas de esta infamia.

Al PAN, PRD y Pacto Social de Integración, pertenecían los ediles, quienes en la campaña del 2013 siempre recibieron el apoyo huachicol con pago de comidas, regalos a los asistentes, traslados y, por supuesto, gasolina a mejor precio.

Autoridades municipales que se hicieron de la vista gorda, dejaron que las familias también se volvieran parte del negocio.

Nada hizo, claro, por la colusión con los grupos, cuyo representante de los intereses morenovallistas fue ni más ni menos que el ex secretario de Seguridad, Facundo Rosas, convertido en el jefe paramilitar del grupo, cuyas ganancias acabaron en franquicias para lavar el dinero.

El oro negro que cimentó AUDI, cuyos directivos callaron para garantizar las canonjías y privilegios que les otorgó el morenovallismo.

Más allá de la llamada #TramaAUDI está el negocio paralelo que se formó con el huachicol.

Por eso, hicieron todo para garantizar la operación de la armadora. Construyeron la infraestructura para el huachicol.