Por inexperiencia, en el Colegio de Bachilleres iniciaron clases sin horarios y sin materias

Un sarcasmo que se replica constantemente en el Colegio de Bachilleres de Puebla (Cobaep) es el que dice: “A los nuevos directivos del colegio los pusieron a correr un auto de fórmula 1 cuando apenas habían tomado su primera clase de manejo en un vocho”. Y es que, de manera sorprendente, cuando arrancó el actual semestre –hace 4 semanas—en la mitad de los 37 planteles de la institución no se pudieron aprobar los horarios de clases ni las asignaturas de los docentes. A un mes de distancia, ese problema persiste con graves afectaciones para el grueso de los mil 500 maestros que ahí laboran.

Las consecuencias de ese grave yerro es que varios cientos de maestros están en el riesgo de que no les paguen sus quincenas completas, porque el sistema no reconoce todas las materias y las horas que han impartido clases.

Tal como se ha narrado en esta columna, en diciembre se nombró como encargado de despacho del Cobaep a Arturo Rodríguez Ballinas, quien antes ocupó la titularidad de la Dirección General Jurídica y de Transparencia de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Este personaje ha resultado no tener la más mínima capacidad y sensibilidad para entender el funcionamiento del Cobaep, generando un desastre hacia el interior de dicha institución de educación media superior.

Rodríguez Ballinas a su vez designó a Dzoara Corona Rojas, como titular de la Dirección Académica. Antes de llegar a este puesto, esta mujer tenía como antecedente haber sido la responsable de haber redactado en la SEP el “Modelo hibrido”, que es un cuaderno teórico que se utilizó para generar el regreso a clases presenciales luego del confinamiento por la emergencia sanitaria del Covid-19.

 

El problema de fondo es que no es lo mismo elaborar un proyecto desde un escritorio y después llegar a lidiar, sin tener la experiencia necesaria, con la planeación práctica del ejercicio docente de mil 500 profesores y 20 mil estudiantes del nivel bachillerato.

Y el otro dislate, es que en su arrogancia Arturo Rodríguez Ballinas –en enero pasado– despidió a los funcionarios que dominaban la planeación del Colegio de Bachilleres, pues algunos de ellos tenían entre 20 y 30 años de labor profesional.

No hubo el más mínimo sentido común de que primero –tales funcionarios– dejaran arreglado el trabajo, la talacha, de organizar el regreso a clases y luego ello, ya los despidieran.

Por esa razón, el pasado 1 de febrero cuando regresaron a clases los miles de alumnos y profesores, en el 50 por ciento de los 37 planteles educativos no estaban listos los horarios y las asignaciones de materias para que los maestros supieran que materias impartir, a que grupos y cuantas horas tenían que dedicar a estar parados frente a los alumnos.

Un día antes, le habrían advertido a Dzoara Corona que no estaban firmadas –por ella– la mayoría de las plantillas de horarios y asignación de materias, pero la funcionaria no supo entender la gravedad de ese atraso inadmisible.

Comprendió la situación hasta que el 1 de febrero había un caos en una buena parte de los centros educativos del Cobaep.

Lo grave es que ya pasó poco más de un mes y el problema no está resuelto. Aunque se redujo a la mitad el desorden –dicen los conocedores–, sigue habiendo confusión en los horarios, la distribución de materias y el reparto de horas-clase.

En cada plantel los maestros de mutuo propio se pusieron a ponerle orden al desorden que generó la Dirección Académica.

A lo que no se ha puesto orden, es al riesgo de que la mayoría de los profesores que se han visto afectados por los yerros de la Dirección Académica no les paguen completas las quincenas porque el sistema no reconoce todas las horas de clases impartidas.

Un pequeño gran detalle que no entienden los nuevos directivos del Cobaep.