Diversas teorías sobre el origen del mole poblano

El origen del mole poblano ha dado lugar a decenas de interpretaciones, polémicas y leyendas de todo tipo.

Por ejemplo, en diciembre de 1926 en el diario Excélsior, el periodista Carlos de Gante informó en un artículo publicó titulado Santa Rosa de Lima y el Mole de Guajolote, que en el siglo XVII, en la cocina del convento de Santa Rosa de Puebla, se ideó el mole poblano como agasajo para el obispo don Manuel Fernández de Santa Cruz.

En agosto de 1927, en el diario El Universal, el escritor, abogado y diplomático Artemio de Valle Arizpe tomó en cuenta esta historia pero le agregó una serie de variaciones. Ya no habló del obispo, sino del Virrey Antonio de la Cerda y Aragón, quien estaba visitando la Puebla de los Ángeles. En el escrito, ya no es el historiador, sino el literato, sin mayores datos comprobables.

En 1938 en un artículo de El Nacional llamado El Arte de la Cocina, una tal Chabela, de quien algunos dicen era el seudónimo de Agustín Aragón Leyva, un notable periodista nacido en Morelos, quien era un consumidor apasionado de los chiles en nogada, habla del asunto del mole.

Escribió que aun cuando la cocina mexicana está considerada por las grandes autoridades culinarias como la segunda en el mundo después de la francesa, los platillos mexicanos no han trascendido de nuestras fronteras, por la ineptitud de la mayoría de los hombres de cultura para apreciar los valores propios.

Agregó que la excepción fue De Valle Arizpe, pero que en materia culinaria fue un inventor de fábulas como aquella de la creación del mole en el convento de Santa Rosa, fábula donde el vocablo 'mole' viene porque una galopina o una ayudante de cocina no pudo decir por ser de poco hablar, muele y exclamó espontáneamente 'mole'.

Aragón Leyva afirmó que parte de la leyenda en relación con el mole, supone que al preguntarle qué hacía a una de las hermanas que colaboraban en la cocina moliendo en metate los ingredientes para el mole, respondió: Aquí, mole y mole.

Afirmó con razón que el vocablo mole es náhuatl, como lo indica una familia de palabras que lo llevan como desinencia: tlemole, chirmole, ayomole, etcétera, así como guacamole (ahuacatlmulli), huaxmole (mole de guajes) y molcajete.

En un estudio llamado Anales del Mole de Guajolote, presentado en 1939 en el Congreso Internacional de Americanistas, publicado en 1991 por el Museo Amparo de Puebla, Rafael Heliodoro Valle, hondureño que estudió en México y se quedó a investigar nuestro pasado cultural, afirmó que el mole es de origen prehispánico.

Ubicó el origen del guajolote y del mole como una creación prehispánica, idea basada en los cronistas Bernal Díaz del Castillo, Bernardino de Sahagún y López de Gómara, para concluir que un plato como el mole poblano no se improvisa pues requiere de años de elaboración.

Al final de cuentas, los expertos no se ponen de  acuerdo. Las diversas tesis son diferentes. No es posible atribuir a un accidente, a una improvisación, a una inventiva individual o una cocinera o monja de hablar torpe, la creación del mole poblano.

Quizá lo más importante es que independientemente del origen, los platillos del mole o los chiles en nogada, son orgullosamente poblanos y deliciosos. Mejor que discutir su origen, es mejor prepararlos y luego disfrutarlos.

leticia_montagner@hotmail.com

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Leticia Montagner

Leticia Montagner es licenciada en Periodismo y tiene la maestría en Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Doctorada en Derecho y Género. Fue catedrática de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla y de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Es pionera en Puebla de noticiarios y programas radiofónicos con perspectiva de género desde 1997. Conductora de programas de radio y televisión en Puebla. Actualmente es catedrática de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, escribe una columna política los miércoles en El Sol de Puebla y conduce la Revista ABC en ABC Radio 1280 de AM.