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¿Y la escoba?

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Corrupción. Uno de los factores que llevó al PRI fuera de Los Pinos. Una tras otra, varias de sus figuras fueron evidenciadas. Esa fotografía de los hoy exgobernadores con Enrique Peña Nieto se ha transformado casi en una ficha policial, detenidos todos por delitos relacionados al dinero y el erario. Personajes hoy impresentables. Y justo su comportamiento fue la bandera de la Cuarta Transformación: no somos como ellos. Andrés Manuel López Obrador hizo de la corrupción su combate, el eje de su línea discursiva.

En 2017, la percepción que se tenía de México en el extranjero coincidía con el malestar ciudadano generalizado que, en mucho, sirvió de motor para la campaña electoral que estaba por iniciar. Nuestro país estaba casi en el fondo en el Índice de Estado de Derecho, que año con año realiza World Justice Project. Hablando de “ausencia de corrupción”, ocupamos el puesto 102 de los 113 países que en ese entonces formaban parte del estudio. Un año después, llegó el gobierno que había prometido cambiarlo todo. Fuera corrupción: barrer de arriba hacia abajo, pues la corrupción era, en gran medida, la culpable de todos nuestros males.

Ahora, 2021, a mitad del sexenio y una pandemia después, el mismo índice revela sus datos más recientes, con la adición de nuevos países, la muestra comprende 139 naciones, México cayó: quedó en el lugar 135 en el apartado “ausencia de corrupción”, apenas por encima de Uganda, Camerún, Camboya y República del Congo. El estudio se completa con otros factores: gobierno abierto, derechos fundamentales, orden y seguridad, cumplimento regulatorio, justicia civil y penal, así como límites al poder gubernamental. En todos, nuestro país reportó retrocesos comparados con los indicadores del último año del sexenio pasado. Llama la atención lo que se refiere a los límites del poder gubernamental, según el estudio: “México sufrió caídas en dimensiones relacionadas con el espacio cívico (participación cívica, la efectividad de la sociedad civil y la prensa como contrapesos al Ejecutivo, libertad de opinión y expresión, y libertad de reunión y asociación)”.

En este rubro, nuestro país se colocó en la posición número 102 de 139; en 2017, el ranking nos anotó en el lugar 83 de 113. La falsa idea del diálogo diario y directo, como se anunciaron las conferencias en Palacio Nacional, más que como un ejercicio de rendición de cuentas, se ha colocado como un espacio de confrontación y descalificación. Basta el ejercicio que realizan cada miércoles para “aclarar” las que consideran noticias falsas.

México no se despidió de los sobornos, del influyentismo ni de los personajes que, de la noche a la mañana, incrementan exponencialmente su patrimonio. Siguen aquí, sólo que con la bandera partidista de otro color. Nada mejoró, tal vez porque nunca hubo intención de siquiera tomar la escoba.

Columna Nudo Gordiano de Yuriria Sierra en Excelsior

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clh

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