El exgobernador de Morelos, Marco Adame, fue el coordinador de la fallida campaña de Eduardo Rivera a la gubernatura de Puebla.
Buena parte de la responsabilidad del desastre electoral, la tiene quien definió la estrategia política, de la alianza PAN, PRI y PRD en la entidad.
Pues Adame es otro que sufre de pérdida de memoria, después del 2 de junio. Y ya se promueve como la carta yunquista para suceder a Marko Cortés.
Junto con exgobernadores panistas, reclama democracia al interior del PAN, que la elección de nuevo dirigente esté alejada del grupo que encabezó Marko Cortés, a quien atribuyen la peor derrota azul.
En Puebla, Marco Adame quiere que siga el estatus quo en Acción Nacional, pero a nivel nacional reclama nuevos aires democráticos. Le digo que quedaron locos.
Se pierde de vista en la renovación de dirigencias en el PAN que la suerte del principal es la de los accesorios.
Marko Cortés concluye gestión en octubre, ahora es senador y pretende coordinador al grupo parlamentario panista en la Cámara Alta.
Y pretende dejar como sucesor, en el entendido que dispone de las estructuras panistas, a Jorge Romero Herrera, otro burócrata de partido.
De lo que ocurra en el CEN del PAN, se podrá entonces perfilar lo que pasará en Puebla, pues en noviembre de este año tocará al panismo poblano cambiar dirigencia.
Si Marco Adame se anda promoviendo para la dirigencia nacional, entonces eso explica el activismo de Mario Riestra para que su mejor amigo Marko Cortés lo impulse con Romero, como la fórmula.
No la de Adame y Rivera.
Le digo, se volvieron locos, porque codiciosos ya eran.
clh