Dos problemas con nombres y apellidos, enfrenta el proyecto del cada vez más candidato y menos alcalde en funciones, Eduardo Rivera Pérez.
Son personajes surgidos de las entrañas de la organización llamada El Yunque, Bernardo Arrubarrena, secretario de Administración; y Enrique Guevara Montiel, titular de Normatividad y Regulación Comercial.
Ambos llevan una peligrosa agenda que seguramente será utilizada por los adversarios del Frente Amplio por Puebla para frenar de tajo a Rivera Pérez como candidato a la gubernatura.
Vayamos por partes.
Bernardo Arrubarrena, como secretario de Administración, asigna contratos en la oscuridad, incurre favoritismo para amigos yunquistas y apoya negocios ajenos a lo que el edil quiere: transparencia y cero conflictos de interés.
Ya se ha documentado el caso de la chatarrización y manejo del parque vehicular o las millonarias tortas, pero no estaría de más analizar qué pasa con el contrato para la construcción del nuevo completo de seguridad en Rancho Colorado.
El empresario favorecido le agradeció el apoyo con un espacio radiofónico para su pareja Maru Berdín, quien se hace llamar “La Querubina” de la KeBuena.
¿Amarre político o sociedades a futuro?
Por donde se le vea es un tema que pronto será más que un escándalo en plena campaña electoral.
El otro personaje de marras es Enrique Guevara, quien acumula diversas quejas por cobrar hasta 25 mil pesos diarios por negocio.
Sume usted cuántos giros comerciales evitan ser clausuradas, gracias al moche, para que la cantidad mensual, por ende, resulte exorbitante.
Parte del conflicto que estalló la semana en La Resurrección con protestas en Palacio Municipal porque los negocios que se negaron a pagar moches obtuvieron el sello de clausuras.
Y así cada vez crecen los problemas por excesos, falta de transparencia y acuerdos por debajo de la mesa.
Está claro que la salida burocrática será que se interponga una denuncia ante la Contraloría, pero la caja chica azul goza de muchísima liquidez, sin que nadie lo pueda remediar.
clh