De los aprendizajes que ha tenido Morena como partido, cuyos dirigentes asumirán en las candidaturas para las nueve gubernaturas en 2024 se localizan algunas perlas.
Es a Morena, y no Andrés Manuel López Obrador, al que los aspirantes tendrán que sumar votos, pues el presidente no estará en la boleta electoral.
Tampoco cometerá, el partido, el error de aferrarse en imponer el género en estados que la oposición les va a arrebatar en las urnas.
Dos ejemplos palpables que costaron a Morena gubernaturas por creer que el género mujer bastaba para ganar: Nuevo León y Durango.
Ahí se perdieron, porque todo se antepuso a la carta más competitiva.
Los gobernadores/as son ya factor en el escenario de sumar votos a Morena. Habrá quiénes por su desaprobación resten y representen un obstáculo interno.
En Puebla, ya se sabe que el góber Sergio Salomón ha logrado 15 puntos de aceptación para Morena, en los primeros nueve meses de su gestión.
Así que otra lectura de aprendizaje será que el aspirante a la gubernatura negocie con el 01 de cada entidad para garantizar estructura y movilización.
Si el mismo López Obrador reitera que Morena será el que dé la cara electoral y los gobernadores tienen que mejorar sus números en todos los ámbitos, inexplicable que haya aspirantes regateen el respaldo de los mandatarios/as.
La encuesta de Morena, hay que aclararlo, no registra negativos, lo que puede dar el efecto ficticio que alguien por ser conocido/a se encuentre en niveles de competitividad.
El problema vendría en la elección constitucional, donde los negativos suelen hundir candidaturas, como en Nuevo León y Durango.
Dicen eso no pasará en Puebla.
Lo saben AMLO, Morena, Gobernadores y hasta la Boa.
clh