Silencio cómplice de Irene Olea en la agresión sexual contra dos periodistas
La arbitraria detención y la posterior tortura sexual que habrían sufrido las jóvenes periodistas Natalie y Michelle Hoyos López por parte de la Policía Municipal de Izúcar de Matamoros ocurrió entre la noche del 10 de marzo y la madrugada del día siguiente. Los hechos de inmediato se denunciaron y se hicieron públicos –en esta columna periodística—una semana después. A lo largo de todo ese tiempo y hasta este martes, ha existido un silencio absoluto de la edil Irene Olea Torres, lo cual la convierte de facto en cómplice de la brutalidad de los agentes a su cargo; del atentado contra la libertad de expresión y el ilegal arresto que sufrieron las comunicadoras y tres activistas de Marea Púrpura, un importante movimiento feminista.
A lo largo de las dos últimas semanas y media el ayuntamiento de Izúcar de Matamoros ha buscado soslayar lo ocurrido, utilizando la técnica del ninguneo. El calificar como insignificante dicho asunto. Por eso la única posición que ha fijado fue un escueto comunicado –de no más de cinco renglones— donde decía que cuando hubiera una denuncia penal, el gobierno local respondería.
Algunos personeros del ayuntamiento han querido colocar la versión de que todo se trata de “una conspiración política” y que atrás estaría el ex edil y ex secretario de Educación Pública, Melitón Lozano Pérez, como consecuencia de que la presidente municipal, Irene Olea Torres, rompió relaciones con quien fue su mentor político.
Tan es así que en el folio oficial 0393, que emitió Jesús Venancio Castro, el juez de paz de Izúcar de Matamoros, se asienta que las periodistas estuvieron más de 5 horas retenidas en los separos policiacos y las liberaron –la madrugada del 11 de marzo—a cambio del pago de una multa de mil 900 pesos por cada una, bajo el inverosímil argumento de que habían “ensuciado” la ciudad.
Los hechos ocurrieron así: la noche del viernes 10 de marzo, como actos previos a la marcha del Día Internacional de la Mujer, programada para el sábado, un reducido grupo de activistas de Marea Púrpura realizaron actos artísticos en algunos lugares públicos y céntricos de la cabecera de Izúcar de Matamoros.
Al concluir esos actos arísticos, se ofrecieron llevar a sus casas a tres activistas de Marea Púrpura y cuando llegaban al domicilio de una de ellas, unos 18 agentes de la Policía Municipal las rodearon y las detuvieron como si fueran integrantes del crimen organizado. Varios de los uniformados les apuntaron con armas largas, antes de esposarlas y subirlas la fuerza a una batea de una camioneta de la corporación de Seguridad Pública.
A Natalie y Michelle Hoyos López las incomunicaron, las desnudaron, las golpearon debajo de sus pechos y una agente policiaca les abrió y les revisó sus vaginas. Además de someterlas a un constante interrogatorio intimidatorio de que aportaran los nombres y direcciones de las organizadoras de la marcha del Día Internacional de la Mujer, como si esta movilización fuera un acto terrorista.
Al estilo del “góber precioso”
Irene Olea le ha contagiado el síndrome del “góber precioso”, es decir del exgobernador Mario Marín Torres. Esta es la explicación:
El 14 de febrero de 2006, La Jornada y la periodista Carmen Aristegui hicieron públicas las conversaciones telefónicas entre el entonces gobernador de Puebla, Mario Marín Torres, y el empresario Kamel Nacif Borge, mejor conocido como “el rey de la mezclilla”. Ambos hablaban –en esas grabaciones– y se felicitaban de la conspiración que hubo para detener y torturar a la periodista Lydia Cacho Ribeiro, en represalia por investigar importantes redes de prostitución infantil que tenían como clientes a conocidos políticos vinculados al PRI.
En esa fecha de San Valentín un periodista le preguntó a Marín sobre las conversaciones –publicadas en La Jornada– y el mandatario se limitó a responder: “Yo no leo chismes”.
Horas más tarde el político priista se subió a un helicóptero y nadie supo dónde pasó el resto del día. 24 horas más tarde, cuando quiso reaccionar ante el estallido del escándalo en su contra, fue demasiado tarde, ya nada le pudo quitar el mote “del góber precioso” y su carrera pública se desplomó, situación que actualmente lo tiene en la cárcel.
Olea Torres inició su carrera como comunicadora, al ser la responsable del departamento de Prensa del ayuntamiento de Izúcar de Matamoros, durante la primera gestión de Melitón Lozano.
Luego cultivó su imagen como mujer de izquierda, feminista y defensora se la 4T. Esa condición le permitió llegar a ser la responsable de la Sindicatura en el segundo ayuntamiento encabezado por Melitón Lozano. En 2021, su condición de mujer y de activista de Morena la llevó a ser la primera presidente de Izúcar de Matamoros.
Ahora con el silencio que ha guardado sobre la agresión a las periodistas y feministas –al estilo del “góber precioso” en 2006— se ha desplomado su imagen de feminista, de comunicadora de izquierda y de un cuadro destacado del movimiento obradorista.
Con lo ocurrido queda claro: con el actual gobierno municipal en Izúcar de Matamoros es peligroso ejercer la libertad de expresión, la labor periodística y ser feminista.
Resulta sorprendente, oprobioso, que la edil no la conmueva que las víctimas de la agresión del 10 de marzo son jóvenes mujeres. Tal parece que no tiene identidad y solidaridad de género.