Elección del SNTE: entre la expectativa del fraude y el cambio democrático
De las 58 secciones que tiene el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) –que no incluye a dos divisiones de personal politécnico y tecnológico— se han renovado 33 y de ellas, en 14 casos han ganado las corrientes no oficiales del gremio y se ha logrado una renovación de los grupos en el poder. En las demás se ha impuesto la continuidad del corporativismo y de las facciones que nacieron bajo el cobijo de la otrora cacique del gremio, la maestra Elba Esther Gordillo Morales.
La elección del martes en las secciones 23 y 51 del SNTE se ha distinguido por marcar el mismo derrotero: por un lado, hay un grupo de candidatos identificados con los secretarios generales salientes, Alejandro Ariza Alonzo y Jaime García Roque, respectivamente, que estarían comprando votos y saltando todo tipo de amenazas para defender el estatus quo de las facciones en el poder.
Y por otro lado, han surgido varios candidatos que, de ganar las votaciones de este martes 28 de marzo, lograrían por primera vez una alternancia en el poder y una renovación generacional en la dirección del sindicato magisterial.
El primero y más importante es que si la participación en las urnas es entre el 65 y el 70 por ciento, se podrá vencer al poder corporativo controlado por los dirigentes salientes que han logrado alterar los padrones electorales incorporando a maestros de otros sindicatos, duplicando el registro de algunos docentes o incluso anotando a profesores ya fallecidos.
Un segundo factor son los jubilados que, por lo general, es un sector crítico e inconforme con los dirigentes seccionales, por el maltrato que reciben del sindicato al que le dieron todo su apoyo cuando estaban activos y luego los dejaron en el olvido. Son varios miles de maestros retirados que pueden acabar siendo “el fiel de la balanza”. El dilema es lograr que acudan a las urnas.
A eso se debe que se han colocado muchos obstáculos para la recepción de los sufragios de los jubilados, consistente en que habrá pocas casillas para ellos y en lugares lejanos. Sin contar que a muchos los han “rasurado” de los padrones electorales.
El tercer factor es saber cuál es el ánimo democrático del magisterio. Si los maestros van a votar libremente al margen de las amenazas de que, si apoyan a los candidatos no oficiales, se van a quedar sin la protección y labores de gestión del SNTE.
O si van a sucumbir a los regalos que les están repartiendo a granel y la fuerte difusión de campañas de miedo.
En el país hay ejemplos muy destacados de candidatos independientes que vencieron a las estructuras oficiales. En Coahuila los grupos democráticos ganaron en dos de las tres secciones del SNTE. En Tlaxcala ocurrió lo mismo en la sección 31. Así como en Morelos, Veracruz e Hidalgo, en donde se logró vencer la compra de votos.
Entre el ánimo y las trampas
El panorama de quién podría ganar los comicios magisteriales en Puebla es incierto por ser un ejercicio inédito, en los ya casi 80 años de vida del SNTE –que se fundó el 30 de diciembre de 1943— es la primera vez que se permite el voto libre, directo, secreto e individual de más de 100 mil mentores y personal de apoyo, así como muchos miles de jubilados. Estos comicios servirán para medir que tanto los profesores valoran y ejercen la democracia.
El modelo utilizado para la elección resultó inequitativo, anacrónico y con muchos resquicios que permiten practicas fraudulentas. Estas son algunas de las principales anomalías:
No se controló el gasto que pueden hacer los candidatos y no se prohíbe el uso descarado de recursos materiales del sindicato. Por ejemplo, Felipe Morán se traslada con una camioneta oficial del SNTE 51 y a los demás aspirantes, no se les proporcionó ningún tipo de apoyo para realizar giras por el estado.
Los periodos de campañas electorales otorgados son ridículos. Ni siquiera son dos semanas completas para hacer proselitismo. Lo que impide a los aspirantes poder recorrer la mayor parte de las regiones del estado, siendo el territorio poblano con una amplia dispersión geográfica y es la segunda entidad en el país con más municipios.
El imponer como requisito que los candidatos a secretarios generales tenían que haber sido dirigentes seccionales, impide el surgimiento de nuevos liderazgos en el magisterio y acota la lucha gremial a los grupos que siempre han estado enquistados en las secciones 23 y 51 del SNTE.
La entrega de los padrones electorales a las planillas se demoró –se les dio la base de datos el miércoles anterior— y no se permitió una revisión exhaustiva, así como tampoco una depuración. Siendo la parte más vulnerable de la contienda.
Sin embargo, la otra cara de la moneda es que se despertó un interés y efervescencia de los maestros que no se había visto. Es entendible, nunca los tomaban en cuenta. Esa condición podría derrotar el fantasma del fraude electoral.