Un ejemplo de los acuerdos que formaliza Luis Miguel Barbosa quedó demostrado el pasado viernes, durante la presentación del libro “Un Samurái en la Revolución Mexicana”, en el auditorio del Museo Barroco.
Ni en sus comidas por los Informes, mole de caderas en Tehuacán e incluso reuniones de gabinete se le había visto dicharachero, bromista y afecto a sus amigos.
Fue en el 2015 cuando un punto de acuerdo pluripartidista con el hoy gobernador de Puebla como presidente del Senado acabó en 2022 en la obra literaria de Carlos Almada sobre la protección del titular de la legación japonesa (ahora embajada), Horiguchi Kumaichi a la familia de Madero, tras la decena trágica en 1913.
Ahí Barbosa contó con la presencia de aquellos senadores que impulsaron la iniciativa formalizada por Patricio Martínez del PRI. Estuvieron otro priista Carlos Romero Deschamps y el panista Ernesto Cordero, a quien el mandatario, en 2015 perredista, llamó cuatro veces “hermanito”
Los afectos siguen, después de formalizar el punto de acuerdo y la gira que sostuvieron por Japón, meses después.
Ese acuerdo pluripartidista que se ha transformado en una relación personal siete años después evidencia la forma en la que se honran compromisos, más allá de las filiaciones políticas.
Está claro que frente al 2024, Barbosa formaliza compromisos directamente con los factores de poder en el país, el estado y las regiones.
Eso incluye a personajes de todos los partidos. Si los estados de ánimo se reflejan como el viernes pasado en la reunión con sus amigos entrañables, los adversarios tienen de qué preocuparse.