La consulta exhibió a una oposición débil y desarticulada

La consulta de revocación de mandato vino a exhibir que, a 26 meses de la próxima elección presidencial, de renovación del Congreso de la Unión y de varias gubernaturas –entre ellas la del estado de Puebla–, la oposición a la 4T está débil, desarticulada y sin capacidad de convocatoria. Sus argumentos contra el inédito ejercicio participativo de votar por la permanencia del titular del Poder Ejecutivo federal mostraron a los dirigentes del PRI, el PAN y al PRD –sin excepción– con discursos burdos e ignorantes, al descalificar una figura que existe en varias de las naciones con mayor desarrollo democrático.

Los resultados de este domingo muestran simplemente que la oposición no encuentra la vía para derrotar electoralmente a la 4T.

Hace poco más de un año había la disposición del círculo de partidos y agrupaciones civiles que ha unido en un solo frente el empresario Claudio X. González de convocar a toda la ciudadanía a salir a votar para revocarle el mandato al presidente Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, hubo tres factores que los hicieron desistirse:

Primero, el resultado de los comicios del 2021, en donde de 15 gubernaturas en juego, el PRI y el PRD no ganaron una sola. El PAN solo triunfó en Chihuahua y Querétaro, mientras que Movimiento Ciudadano en Nuevo León. El resto fue para las fuerzas políticas de la 4T.
 

Un segundo factor es que, a principios del presente año, cuentan fuentes bien informadas, se hicieron sondeos en los siete estados con el mayor número de electores, entre ellos Puebla, en donde el resultado fue que la oposición no podría movilizar a más de 30 por ciento de sus electores en el ejercicio revocatorio del presidente de la República.

Ese resultado prendió “los focos rojos” en el círculo de poder de Claudio X. González y entonces se cambió el discurso. Se desechó la idea de participar –para no fracasar en la votación– y se decidió descalificar la consulta, con el burdo e ignorante discurso de que la revocación de mandato es una práctica autoritaria y que es la antesala de la dictadura.

Al final, los que sufragaron por sacar del poder a López Obrador no rebasaron 8 por ciento de la participación, una cifra pírrica que muestra el pobre arrastre de la megacoalición que formó el señor Claudio X. González.

El tercer factor es que se dice que varios líderes añejos del PRI advirtieron a Claudio X. González que la revocación de mandato es un peligro al futuro de las fuerzas políticas tradicionales ya que, si un día recuperan el poder, se lo podrían arrebatar mediante una consulta popular.
 

Frente a esa circunstancia fue notorio que en Puebla los dirigentes del PRI y el PAN, Néstor Camarillo Medina y Augusta Díaz de Rivera, respectivamente, junto con los líderes de la Coparmex, mejor optaron por no meterse en camisas de 11 varas y su actitud fue de ignorar todo. Para ellos simplemente no pasó nada. No expresaron la más mínima opinión ni a favor ni en contra de la consulta. Una muestra de miedo y carencia de recursos para enfrentar dicho proceso político.

Contra la tendencia mundial

La consulta de revocación de mandato es una figura plasmada en la Constitución mexicana; fue avalada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, junto con el Instituto Nacional Electoral (INE). Es un nuevo derecho el que ahora tienen los mexicanos, tal como ocurre en 23 países del mundo, varios de ellos con un amplio desarrollo democrático.

Frente a esa circunstancia la oposición podría haber jugado a participar en la revocación de mandato bajo la idea, no de ganar, sino de ejercer y fortalecer dicha figura como un instrumento para quitar a malos gobernantes. Por ejemplo, se podría haber pugnado porque la consulta también se extienda contra gobernadores y presidentes municipales.

Sin embargo, tal parece que el miedo inundó a los dirigentes políticos contrarios a la 4T y desviaron la discusión a supuestamente defender al Instituto Nacional Electoral de los ataques del presidente, pero al mismo tiempo cayeron en la contradicción de no participar, de desairar el plebiscito organizado el INE.

La burda acusación de que la consulta es la antesala de la dictadura y de que López Obrador busque la reelección –una difamación que se difundió ampliamente en los últimos 20 días en redes sociales– es una idea que raya en la ignorancia y lo aldeano. No solamente porque hay un orden constitucional en México que impide al presidente de la República repetir en el cargo y ya no hay margen para cambiar la carta magna en lo que resta del sexenio, sino porque la revocación de mandato es un procedimiento normal en muchas partes del mundo.

El 14 de septiembre del año pasado, en California, que es el estado más rico de Estados Unidos, hubo una consulta de revocación de mandato para determinar si se destituía a Gavin Newsom como gobernador de ese territorio. El político del Partido Demócrata ganó el proceso con 64 por ciento de los votos, contra 36 por ciento de sus detractores, que pedían su salida por un mal manejo de la epidemia del Covid-19. Votaron 9 millones de ciudadanos y nadie dijo que después de eso los californianos iban a ser venezolanos chavistas, tal como este fin se difundió en las redes sociales mexicanas.

Actualmente hay revocación de mandato, de la misma manera que en México, en Estados Unidos, Alemania, Suiza, Reino Unido, Letonia, Ucrania, Leichtenstein, Canadá, Japón, India, Filipinas, Argentina, Bolivia, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Nueva Zelanda, así como en varias naciones africanas. Y nadie dice ahí que se va a acabar la democracia por evaluar a un gobernante.