Riestra y Aguilar Coronado, falsos redentores de la prensa

En los últimos días los legisladores federales del PAN, Mario Riestra Piña y Humberto Aguilar Coronado, se han querido mostrar como protectores de la prensa al dar a conocer pronunciamientos e iniciativas de ley en contra de la violencia y el hostigamiento hacia los trabajadores de medios de comunicación. Pero en realidad ambos políticos, son unos falsos redentores de los periodistas –en particular Riestra Piña— ya que en el pasado callaron y avalaron la persecución, la represión y la censura contra comunicadores de Puebla.

Sus supuestas expresiones de solidaridad con la prensa en realidad son falsas poses que únicamente utilizan para intentar golpear la figura del presidente Andrés Manuel López Obrador, pero en los hechos no les interesa fortalecer el régimen de libertad de expresión. Mucho menos frenar los asesinatos y agresiones contra periodistas.

Mario Riestra fue una pieza clave del engranaje morenovallista para reprimir a la prensa poblana y en general a todo aquel que pensaba diferente el extinto ex mandatario, Rafael Moreno Valle Rosas. Gracias al panista, hasta la fecha, en Puebla se tiene un sistema legal ambiguo y arbitrario que permite castigar con brutalidad a los periodistas que son incomodos para el poder político o económico.

Humberto Aguilar Coronado fue parte de los dos gobiernos federales del PAN, que es el periodo de 12 años en que más periodistas fueron asesinados en México, además de que hubo docenas de casos de comunicadores desaparecidos, perseguidos y hostigados. Y frente a ese clima de agobio contra la libertad de expresión guardó un silencio ominoso. Tardó dos sexenios en darse cuenta de que estamos en unos de los países en que más se mata a trabajadores de los medios de comunicación.

Los dos legisladores poblanos han salido en públicos y en sus redes sociales a “horrorizarse” del asesinato de 5 periodistas en este año y de lo que ocurre con Carlos Loret de Mola, el comunicador de la familia del empresario Claudio X. González, pero cerraron los ojos frente a lo que pasó en el sangriento gobierno de Felipe Calderón Hinojosa y el autoritario periodo de Rafael Moreno Valle Rosas.

De acuerdo al recuento histórico de Artículo 19, en el periodo que va del gobierno de Vicente Fox Quesada a la administración de Andrés Manuel López Obrador se han asesinado en México a 143 periodistas, siendo el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa el más sangriento para la prensa, ya que mataron a 48 informadores. Con Vicente Fox fueron 22, lo cual arroja que 70 trabajadores de medios de comunicación fueron ultimados durante los gobiernos panistas.

Y en esos años nunca se vio ni a Aguilar Coronado, ni a Riestra Piña y mucho menos al PAN, preocuparse por evitar la ola de violencia que golpeó a la prensa, que incluyó quemas de instalaciones, la imposición de censura en zonas dominadas por el crimen organizado y hasta encarcelamientos injustos, como el del escritor Jesús Lemus Barajas.

Sin ir más lejos, si Humberto Aguilar Coronado y Mario Riestra Piña quisieran tener una preocupación real por la violencia contra la prensa, se olvidarían de Loret de Mola –quien es protegido por los capitales de la familia Madrazo de Tabasco– y voltearían a ver lo que pasa con los reporteros poblanos del Triangulo Rojo, de las regiones de la Mixteca poblana y algunas partes de la Sierra Norte, en donde las bandas huachicoleras han generado amenazas contra comunicadores y han impuesto una autocensura.

 

Es entendible que los panistas no se quieran meter en los embrollos del robo de combustibles al ser una de las herencias que Rafael Moreno Valle Rosas dejó en Puebla, que fue abrirle las puertas del estado al crimen organizado para controlara el huachicol.

Cuando Mario Riestra le dio la espalda a la prensa poblana

Mario Riestra la semana pasada hizo varios pronunciamientos en contra del “hostigamiento oficial” contra la prensa y se dijo defensor de los periodistas, de la libertad de expresión. Es una actitud farisaica del panista que cuando fue diputado del Congreso local buscó destruir a la prensa crítica de Puebla.

Cuando corría el primer mes de gestión –febrero de 2011– del entonces gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle Rosas, este hizo valer el odio que le caracterizaba en contra de la prensa, al mandar al Congreso local una iniciativa que derogó 15 artículos de Código Social –es decir penal—de Puebla, para que los delitos de difamación y calumnia pasaran al ámbito civil, lo que permite imponer sanciones económicas a medios de comunicación que pueden provocar su quiebra y desaparición.

Especialistas calificaron como una aberración que se incluyera la ambigua figura de “daño moral” en el Código Civil, que castiga “el sufrimiento en los sentimientos” y que permite a los jueces un margen de discrecionalidad para imponer sanciones excesivas, desmesuradas, a periodistas o medios de comunicación cuando son incomodos para el poder político y económico.

Un día antes de que se aprobara esa aberrante reforma, el autor de esta columna, junto con los colegas Zeus Munive, Arturo Rueda y Enrique Núñez, entre otros, solicitaron a los entonces diputados locales el derecho de que se discutiera la propuesta legislativa y sobre todo, se consultara a académicos, medios de comunicación y especialistas en el régimen de libertad de expresión de México. La respuesta es que no había esa posibilidad porque ya lo había decidido Rafael Moreno Valle Rosas.

Si algo destacó, es que Mario Riestra, en su calidad de coordinador de la fracción del PAN, fue quien más impulso esa reforma autoritaria.

Y en esa ocasión no quiso dar la cara a los periodistas que fueron hasta el recinto legislativo a pedir una explicación de dicho proyecto de ley.

Ahora quiere olvidarse de su pasado morenovallista y autoritario, poniéndose una piel de oveja de redentor de la prensa.