La salud del papa podría alargar la jubilación del arzobispo Víctor Sánchez

Dentro de unos 80 días iniciará el ocaso de Víctor Sánchez Espinosa como arzobispo de Puebla, luego de 16 años de estar al frente de la iglesia Católica en la mayor parte del estado. El próximo 21 de mayo cumple 75 años y en automático entra en vigor su jubilación, que lo obliga a renunciar al cargo. Por esa razón se han empezado a barajear, por lo menos, a 4 nombres de posibles candidatos a suceder al prelado.

Según lo que marca el canon 401, del Código de Derecho Canónigo, a los 75 años se tienen que jubilar todos los sacerdotes católicos. En el caso de los obispos están obligados al llegar a esa edad a presentar su renuncia al Vaticano. Aunque tienen dos salvedades: el Papa en turno les puede rechazar la dimisión y establecer que deben seguir en el ejercicio de su cargo. O los propios prelados pueden pedir que se posponga su retiro, argumentando causas de fuerza mayor.

En general la regla se aplica con mucha discrecionalidad y se cumple de acuerdo con las circunstancias. Muestra de ello es la forma tan diferente en que ocurrió el retiro de dos prelados importantes para Puebla, que se dieron de la siguiente manera:

Rosendo Huesca y Pacheco, quien fue el antecesor de Víctor Sánchez Espinosa al frente de la Arquidiócesis de Puebla, renunció y hasta los dos años después se designó a su sustituto. Se dice que esa tardanza fue reflejo de que se le consideró un buen dirigente religioso que, aunque era muy conservador, supo mantener un buen equilibrio entre los sacerdotes del ala doctrinal, la liberal y los de extrema derecha.

O mejor dicho, supo darle espacio de participación a los clérigos de la llamada “opción por los pobres”, en un universo conservador de Puebla.

En cambio, cuando el poblano Norberto Rivera Carrera –quien fue obispo de Tehuacán—presentó su renuncia como cardenal primado de México, que es una de las demarcaciones católicas más importantes del mundo, se la aceptaron de inmediato y antes de que cumpliera 76 años, ya se había nombrado a su sucesor.

Esa rapidez se interpretó como una muestra de repudio del Vaticano contra Norberto Rivera, quien se destacó por su abierto vínculo con la extrema derecha de México y abonar a la decadencia del culto que representaba.

Ahora en el caso del actual líder católico en el ámbito local, cuyo nombre completo y kilométrico es José Víctor Manuel Valentín Sánchez Espinosa, tiene dos factores a favor para prolongar su mandato al frente de la Arquidiócesis de Puebla, luego de que cumpla siete décadas y media de edad, y tiene uno en contra que podría llevar a que antes de concluir 2025, sea sustituido.

El elemento que podría alargar mucho su retiro es la actual coyuntura del estado de salud de Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, del que se tiene una incertidumbre de que podría pasar con él, al estar muy delicado de salud a sus 88 años.

Además, el jefe del Estado Vaticano ya firmó su renuncia adelantada, advirtiendo que, si su estado físico ya no se lo permite, se retira del cargo, tal como lo hizo su antecesor Benedicto XVI.

Por lo que se ha advertido que, ya sea porque entre en vigor su renuncia o porque no salga de la actual hospitalización, en donde lo atienden de un cuadro grave de problemas respiratorios, podría haber en breve un conclave para elegir un nuevo Papa.

Y si eso ocurre, se estima que por lo menos se atrasaría un par de años los nombramientos –por parte del Papa electo en el conclave—de los obispos que sustituirían a los prelados que se jubilan en 2025, pues el nuevo pontífice tiene que conocer todos los entretelones de la iglesia Católica en el mundo e identificar que mitrados son parte de su corriente de pensamiento.

Ahora, hay un factor muy poderoso a favor de Víctor Sánchez Espinosa, que es: ser uno de los obispos de México que tiene mayor identidad con el Papa Francisco, quien a dedicado mucho de su labor al frente el Vaticano a contener y disminuir la influencia de la extrema derecha en la iglesia Católica.

Por tanto, se cree que si Francisco logra recuperarse y no hace válida su renuncia anticipada –que firmó desde el año pasado–, no va a dejar que Víctor Sánchez Espinosa se vaya en e mediano plazo, por ser un obispo doctrinal y alejado de los intereses de las formaciones de extrema derecha, como es el Yunque, el Opus Dei y los Legionarios de Cristo Rey, por citar algunos casos.

Ahora, un factor en contra de Sánchez Espinosa y que es un elemento de mucho peso: son sus problemas de salud.

Este jueves se tiene programado que el arzobispo regrese a la ciudad de Puebla, luego de haber sido sometido a una operación en ambas rodillas. Antes de ello, ya enfrentó una cirugía de columna vertebral y de vesícula, entre otras dolencias.

Hace siete años, otro problema de salud descarriló súbitamente la posibilidad de Víctor Sánchez Espinosa de convertirse en la figura más importante del mundo católico de México y América Latina.

En 2018, se le mencionó como el candidato que tenía más posibilidades de ser el relevo de Norberto Rivera Carrera como cardenal primado de la Ciudad de México.

Se dice que era la opción principal del Papa Francisco. El propósito era darle una visión más social y cercana a los pobres a la cúpula católica, cuyos miembros en su mayoría se han vuelto serviciales con las elites económicas del país. Ese proyecto no cuajó debido a una crisis cardiaca que enfrentó Víctor Sánchez Espinosa en las fechas en que se decidió relevo de Rivera Carrera.

Por ahora están identificados cuatro obispos como fuertes candidatos a sustituir a Víctor Sánchez Espinosa. En la siguiente entrega se mencionarán quiénes son los posibles suspirantes.

 

clh