Caso Garrido, cabos sueltos
Mucho se ha escrito sobre el caso de César Eduardo Garrido, quien fue levantado y posteriormente ejecutado, dejando sus restos en un auto ardiendo en el estacionamiento del C5 del estado, el bunker de Seguridad Pública en el Periférico, en una operación de parpadeo: el levantón fue la madrugada del domingo 8 en Solesta y el desenlace, la madrugada del lunes 9 de septiembre.
Sus captores y presuntos asesinos, el “Operativo Barredora CJNG”, grabaron su interrogatorio, en donde señaló que trabajaba para una organización que se dedicaba al robo de transporte de carga y respondía a un personaje apodado “El Pilas”.
Los dichos del empresario veracruzano no señalan si ese grupo opera solo en el estado de Puebla y de manera específica, en qué regiones, municipios o vías terrestres.
En el video, aquel hombre que subía incesantemente fotos de sus viajes de paseo a su perfil de Instagram, señaló que la mercancía de las unidades que alguien más robaba, las vendía en distintas entidades. Tampoco se sabe cuáles son.
Por otra parte, César Eduardo Garrido comentó que trabajaba con Alexis Armando, “El Jaguar”, un hombre que fue asesinado en el casino Big Bola en Lomas de Angelópolis y éste último, al parecer está vinculado con la pareja de Vielka Pulido, asesinados en abril de este mismo año, en las inmediaciones de un gimnasio a unos pasos de Calzada Zavaleta.
El vínculo es que, tanto Garrido como “El Jaguar” y la pareja de Vielka Pulido estaban presuntamente involucrados en una trama criminal que empezó con el robo de transportes de carga, su “enderezamiento” -modificando sus datos de identificación vehicular-, su reventa en otros estados y la venta de aquello que transportaban.
Por otra parte, Garrido apunta a un personaje al que llama “Rojo”, quien colabora en la Guardia Nacional, al que por 50 mil pesos mensuales “le permitía trabajar”.
Así, aparecen dos elementos: la identidad de esa persona y considerando que era un “permiso” y no una exclusividad, se puede especular que otras organizaciones criminales también pueden robar transportes de carga, pagando su cuota.
El grupo delictivo “Operativa Barredora CJNG” ha emprendido una cacería contra aquellos a quienes considera competidores de sus negocios, sumando 27 asesinatos desde que se presentaron por vez primera en Puebla.
Las autoridades tienen frente a sí el reto de desmantelar a esta organización y atender dos temas complementarios: el primero, es seguir la hebra que presumiblemente llevará a un esquema de protección hacia distintas células criminales por parte de funcionarios públicos.
Y el segundo, es identificar a los demás grupos que se dedican al robo de transportes de carga y que, según los dichos de César Garrido, llevan a un entramado en donde esos bienes pueden ser robados en el estado de Puebla o en otro más y terminan en distintas entidades del país.
Es un hecho que estos crímenes calan hondo en el ánimo social, pero también dejan exhibida una obviedad: la delincuencia está literalmente entre nosotros.
De las anécdotas que se cuentan
La camioneta Porsche que traía César Garrido “el empresario” levantado en Solesta, ejecutado y prendido en llamas enfrente del C5, no era de su propiedad.
Pertenece al ex subdirector de Vialidad Estatal, Alan Humberto Ibarra Meza.
Quien personalmente reclamó, factura en mano, la camioneta.
Los hijos de Ibarra Meza y el ejecutado, César Garrido, se conocieron en antros y en un gimnasio de Zavaleta.
A partir de ahí, Ibarra Meza le prestaba la camioneta, literalmente, para “ligar”.
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Columna publicada en El Sol de Puebla
clh