Rubén Rocha Moya y la guerra sucia

El día de ayer sábado, justo cuando el Presidente Andrés Manuel López Obrador, y la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, visitaban el estado de Sinaloa; desde Estado Unidos, el abogado de Ismael “El Mayo” Zambada difundía una carta en defensa de su cliente, donde señalaba, entre otras cosas, que el señor Zambada habría sido “capturado” y llevado contra su voluntad a Estados Unidos, justo cuando asistía como invitado a una reunión de mediación entre el diputado del PRI Héctor Cuén Ojeda y el Gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya.

Ayer mismo, el Gobernador Rocha Moya, en presencia de ambos presidentes, el saliente y la entrante, desmintió semejante señalamiento. Precisó que el día de los hechos él ni siquiera se encontraba en Sinaloa, estaba fuera del país; que quienes invitaron a “El Mayo” a esa reunión, simplemente le mintieron; que él no tiene tratos ni acuerdos con el crimen organizado y que lo quieren convertir en “narco a la fuerza” por el solo hecho de haber nacido en Badiraguato, municipio de donde son originarios también los miembros más connotados del cártel de Sinaloa.

Conozco a Rubén Rocha Moya desde 1998, cuando fue candidato del PRD al gobierno de Sinaloa y yo lo era por el mismo partido al gobierno de Zacatecas. Andrés Manuel era el presidente de dicha organización y acompañé a ambos en una gira de la campaña de Rubén.

Desde entonces lo he seguido de cerca en todas sus campañas electorales posteriores: diputado federal, senador y gobernador. Conozco también a sus cuatro hijos: Eneyda, Rubén, Ricardo y José Jesús.

Vi y escuché la respuesta del gobernador de Sinaloa a lo difundido por Frank Pérez, el abogado de “El Mayo”.

Por la contundencia de la información que mencionó el gobernador y por su lenguaje corporal mismo, le creo más a Rubén Rocha Moya que a un abogado que busca sacar a toda costa y a cualquier costo a su cliente de la cárcel.

Decir que emboscaron al señor Zambada, que lo secuestraron con violencia y que lo llevaron encadenado a los Estados Unidos es la versión que mejor le acomoda a un abogado que busca tirar, por violaciones al debido proceso, un juicio por narcotráfico que será duro y difícil de revertir.

Quiere usar la misma estrategia del secuestro forzado o extracción de territorio nacional que permitió salir de una cárcel de Los Ángeles, hace 32 años, al Doctor Humberto Alvarez Machain involucrado en el secuestro y tortura del agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena.

Hay que decirlo con todas sus letras y denunciarlo desde este momento, sin tapujos ni cortapisas. Como no pudieron ganar la elección presidencial ni obtener la mayoría en las cámaras de senadores y diputados, los conservadores y opositores a la Cuarta Transformación, nacionales y extranjeros, buscan ahora calumniar y difamar a las autoridades emanadas de este movimiento para decir que sus triunfos políticos se deben a una alianza con lo peor del país: al apoyo del crimen organizado.

Primero fue la embestida digital #NarcoPresidente y #NarcoCandidata. No pudieron. No le quitaron ni un punto de legitimidad ni al Presidente López Obrador ni a la Presidenta Electa Claudia Sheinbaum.

Ahora se irán seguramente sobre los gobernadores de Morena. Le tocó abrir este nuevo capítulo de la Guerra Sucia a Rubén Rocha Moya. Y seguramente, así se irán sobre el resto de las autoridades electas de Morena.

La intención política es muy clara: calumniar, enlodar y difamar a quienes formamos parte del movimiento para decir que Morena es el brazo político del crimen organizado y que por eso ganamos elecciones.

Pero no pasarán. Hace tiempo que la derecha se aíslo del pueblo y de la sociedad. Se hicieron chiquitos, gruñones y mentirosos.

Hoy dan un paso más al precipicio. Usan la calumnia y la difamación como arma política. Es lo último que les queda.

Por nuestra parte, la respuesta seguirá siendo la misma: trabajar del lado de la gente y cumplirle al pueblo.

Y si quieren que nos veamos en los tribunales, en los tribunales nos veremos también. Y no habrá que esperarnos al tribunal de la historia, sino a uno más terrenal y próximo, donde de hecho nos vemos con frecuencia la cara: el tribunal de las urnas, que muy pronto será también el tribunal de tribunales, por decisión de la mayoría ciudadana.

 

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Ricardo Monreal

El doctor en Derecho, Ricardo Monreal Ávila, nació el 19 de septiembre de 1960 en Plateros, Zacatecas, en el seno de una familia de catorce hijos.

Estudió Derecho en la Universidad Autónoma de Zacatecas y luego cursó estudios de maestría y doctorado en Derecho Constitucional y Administrativo en la Universidad Nacional Autónoma de México.

En 1975 comienza su trayectoria política militando en las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), allí ocupó varios cargos: fue coordinador nacional de la Defensa Jurídica del Voto en la Secretaría de elecciones de la dirigencia nacional; presidió el Comité Directivo Estatal de Zacatecas y, posteriormente, fue secretario de Acción Política de la Confederación Nacional Campesina. En éste periodo de militancia participó en el Congreso de la Unión, fue diputado federal dos veces (1988-1991 y 1997-1998) y llegó al puesto de senador (1991-1997).

En 1998, Monreal Ávila abandona al PRI para unirse a las filas del PRD y contender, ese mismo año, a la gobernación del estado de Zacatecas.

Fue diputado federal en tres periodos: de 1988 a 1991 y de 1997 a 1998 por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), y entre 2012 y 2015 por Movimiento Ciudadano y por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Cumplió labores como senador en dos periodos, de 1991 a 1997 y de 2006 a 2012 por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el  Partido del Trabajo (PT).

Ahora por tercera ocasión es Senador de la República y coordinador de la fracción parlamentaria de Morena.