La oposición en México está por padecer la segunda derrota política en el último trimestre de este 2024, año que deberá quedar inscrito en libros de texto como el periodo en el que el sector conservarvador volvió a ser colocado en el sitio que merece, en pleno siglo XXI.
Primero lo fue cuando esa asociación extraña, amorfa y partidista entre el PAN-PRI-PRD y un consorcio empresarial empeñado en influir en la vida pública fueron aplastados en las urnas el 2 de junio; la segunda este jueves 8 cuando la mayoría parlamentaria lleve a cabo las primeras reformas al Poder Judicial de la Federación.
El futuro coordinador del grupo parlamentario de Morena en San Lázaro, Ricardo Monreal, anticipó la conclusión de los nueve foros para la reforma constitucional en Saltillo este martes y el jueves próximo en Sinaloa para turnar las conclusiones a la Comisión Permanente y a la Cámara de Diputados.
Datos clave para entender la magnitud de la reforma es la integración de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y la gradualidad; de igual modo, el respeto de los derechos de los trabajadores cuyos fondos de retiro descansan en dos de los trece fideicomisos sobre los cuales existen luces y sombras.
La Reforma Constitucional sufrirá modificaciones, reconocieron sus principales impulsores, pero no será argumento suficiente para una oposición irracional entre quienes se encuentran defensores de una práctica añeja que apunta a tranzar con la ley y beneficiarios de ese status quo.
El encendido debate político por la necesaria modificación, en el fondo, está mas alimentada por una creencia rancia que invoca sin más que el romanticismo que todo pasado fue mejor.
En Puebla los opositores a esta modificación se pueden segmentar en grupos, unidos por un hilo conductor: la conveniencia de mantener un aparato de justicia que ha estado ajenos a las precariedades de los mas urgidos de acceder a la justicia.
¿Nombres?
Varios son los personajes enquistados en la academia y el falso activismo que proclaman la vulneración de un aparato que ha dado muestras evidentes, tangibles e incontrastables como si fueran las sagradas escrituras, la permanencia de una figura ideada por el hombre al servicio de la mujer y su contraparte.
El director fundador del Instituto de Ciencias Jurídicas, Germán Molina Carrillo, es una de esas voces “críticas” que ha advertido vulneración de derechos, atentados a la autonomía de la división de poderes y todo tipo de males que como el resto de los conservadores, ha vaticinado sin suerte alguna.
Tan miope el criterio de los conservadores que asumen que colocarlos en el escrutinio después de haber vociferado en contra del gobierno que se termina con el gobierno de Andrés López Obrador, es un asunto de pesos y centavos, o a la vulgar pretensión de ganar un lugar en el gobierno entrante.
No se debe perder de vista que quienes han hecho el trabajo de vocero de la rancia derecha son, por lo general, beneficiarios de un sistema corrupto que lo mismo dispensa imputaciones por el presumible delito de privación ilegal de la libertad y otros cadáveres debajo de la cómoda alfombra de la oficina de reputado empresario de la educación.
Por encima de esos y otros intereses, la reforma va.
@FerMaldonadoMX