El edil de San Andrés Cholula, Edmundo Tlatehui Percino, está por cerrar una semana casi perfecta. Con una voz general que lo ubica como el perfil ideal para asumir la dirigencia estatal del Partido Acción Nacional, ahora deberá enfrentar a los demonios interno de su partido.
Nadie se puede llamar a sorprendido si al PAN se le tiene como un partido de corte confesional. Sus vínculos con sectores moderados y radicales del conservadurismo, el clero y un conjunto de agrupaciones de carácter antiliberal, vive su propia dicotomía: predicar el bien común mientras que los grupos internos suelen buscar el exterminio entre los suyos.
Al presidente municipal de San Andrés suelen restarle méritos para ser dirigente de ese partido. Se trata, dicen con una argumentación que suena más a clasismo, de un personaje menor y local como para mantener en sus manos las riendas del instituto político llamado a permanecer en la escena.
El panismo, a diferencia de lo sucedido con el desaparecido Partido de la Revolución Democrática y el pronunciado desdibujamiento del Revolucionario Institucional, será indispensable para generar el contrapeso político al Movimiento de Regeneración Nacional. Una oposición fuerte sería beneficioso hasta para el partido en el poder porque la hegemonía deslegitima autoridad política.
En la lucha por la gubernatura, Congreso y las 207 presidencias municipales, el PAN supo maniobrar para mantener ciertos cotos, triunfos que no se podrían entender sin la operación política de personajes como Tlatehui en San Andrés Cholula en donde no solo consiguió retener ese municipio con Lupita Cuautle, su esposa, como candidata, sino que además, acercar el mayor número de votos a las figuras de Eduardo Rivera, como abanderado a gobernador y a Xóchitl Gálvez a la Presidencia de México.
Desde el 4 de junio, cuando la oposición no procesaba aún el duelo por la derrota electoral del domingo 2, la entrega de la columna estableció que ante el escenario de desastre para los partidos de la coalición opositora había que pensar en un obligado relevo de sus dirigencias, principalmente el PAN.
“El presidente municipal de San Andrés Cholula, Edmundo Tlatehui Percino es uno de esos activos que ha probado eficacia política y resiliencia. Fue el único panista en derrotar a esa maquinaria generadora de votos de color guinda para mantener una plaza que de suyo, pertenece a ese partido político (…)
“En medio de la estruendosa derrota, la dirigencia del único partido con probabilidades de sobrevivencia, Acción Nacional deberá asumir que lo que se hizo estuvo mal; en tierra y aire, que sus dirigentes, incluyendo a Augusta Díaz de Rivera en Puebla, deberá poner en la mesa la dimisión para dar paso a quien haya conservado fortalezas incontrovertibles y medibles”.
Crecen las voces dentro del panismo porque quienes fueron vencidos en el proceso electoral del primer domingo de junio se abstengan de levantar la mano por la presidencia del comité estatal para dar paso a quienes sí pudieron ganar en sus propias elecciones. En esa misma tesitura hay que ubicar a los legisladores federales Carolina Beauregard y Humberto Aguilar que en diferentes todos se han pronunciado por ese escenario.
“Tenemos que hablar de los perfiles, de quienes sepan ser oposición y que hayan ganado elecciones” dejó en claro Beauregard cuando fue consultada sobre el relevo que ya se cocina intramuros en el edificio de Bugambilias. Las cartas están marcadas.
@FerMaldonadoMX