El rompope y su origen poblano

Seguramente cuando escuchamos hablar de rompope nuestros recuerdos van hacia las fiestas familiares donde las abuelitas solían tomar este licor como parte de un aperitivo, en una ocasión especial o como un digestivo. La botella que permanecía en las vitrinas lucía la etiqueta de una monja era la bebida que los pequeños podían probar para brindar en las fiestas decembrinas.

Llama la atención en la botella transparente su color amarillo.  Muchos historiadores y expertos señalan a Puebla como la cuna del rompope, principalmente en los conventos.

El rompope ha sido la bebida de tradición para muchas familias mexicanas, se elabora a base de yemas de huevo, vainilla, leche, azúcar, almendra molida, canela, fécula de maíz y licor. De sabor dulce que se puede consumir sola o se utiliza para preparar algunos postres como gelatinas, flan, pasteles, helados, dulces típicos, entre otros.

El portal Gastrolab, indica que el rompope es la herencia del Virreinato que encierra historia y tradición en todo su sabor, aunque hay diferentes versiones acerca de su origen, se sabe que con la llegada de los frailes franciscanos a nuestro país, cuando comenzaron a evangelizar, también surgieron los conventos y con ello la comida mexicana y la española comenzaron a fusionarse dando inicio al mestizaje culinario.

Fue durante el Virreinato que platillos como el mole y los chiles en nogada comenzaron a prepararse como parte de una mezcla de culturas gastronómicas. El rompope, según se cree, nació en la ciudad de Puebla de los Ángeles en el convento de Santa Clara, creado por monjas clarisas, quienes eran las encargadas de preparar los bebidas y platillos para los invitados de alta estima que se alojaban en los conventos.

De acuerdo la leyenda, se cuenta que una monja de nombre Eduviges fue quien preparó por vez primera el rompope para personajes importantes del rango eclesiástico.

En la Conquista, a la llegada de los frailes franciscanos, cuando se encontraban en el proceso de evangelización a los pueblos indígenas, trajeron consigo nuevas técnicas gastronómicas y alimentos que en México no existían.

De esta forma, fue posible crear muchos platillos, que ahora son importantes en la gastronomía mexicana; como el mole, el chile en nogada, dulces típicos y el rompope.

Esta receta únicamente se elaboraba en los conventos, ya que en ningún otro lado se conocía la receta. Tiempo después, se comenzó a comercializar, convirtiéndose en una forma de sustento para los conventos.

De acuerdo a Wikipedia, el rompope es una bebida parecida al ponche de huevo hecha con huevos, leche​ y vainilla. Las yemas de huevo dan un tono amarillo a la bebida emulsionada.

Es una bebida tradicional conocida como tal en Belice, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y México, ​donde fue elaborado originalmente en los conventos de la ciudad de Puebla.

La palabra rompope es una derivación de la palabra rompón, que se usa para describir la versión española del ponche de huevo que llegó a México. La versión en español utiliza el ron como ingrediente principal, de ahí la raíz de rom-pon y rom-pope.

En Centroamérica, especialmente en El Salvador, Guatemala y Honduras, también existe una bebida similar conocida como rompopo. Por ejemplo, Salcajá en Guatemala, ofrece una versión conocida de esta bebida de rompope.

En Sudamérica, Chile tiene, entre sus bebidas más populares, al rompón y el cola de mono, haciéndolo oscuro en lugar de amarillo, pero también contiene los otros ingredientes que se encuentran comúnmente en el rompope.

leticia_montagner@hotmail.com

 

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Leticia Montagner

Leticia Montagner es licenciada en Periodismo y tiene la maestría en Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Doctorada en Derecho y Género. Fue catedrática de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla y de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Es pionera en Puebla de noticiarios y programas radiofónicos con perspectiva de género desde 1997. Conductora de programas de radio y televisión en Puebla. Actualmente es catedrática de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, escribe una columna política los miércoles en El Sol de Puebla y conduce la Revista ABC en ABC Radio 1280 de AM.