A 159 años de la gran explosión en Chalchicomula

El pasado 6 de marzo se conmemoró el 159 aniversario de una de las peores tragedias militares en la historia de México, como fue la gigantesca explosión en el edificio de la Colecturía de los Diezmos de la población de San Andrés Chalchicomula, hoy conocida como Ciudad Serdán.

La reseña historica está contenida en el tomo II del libro La Gran Década Nacional o Relación Histórica de la Guerra de Reforma, Intervención Extranjera y Gobierno del Archiduque Maximiliano 1857-1867, escrito por Miguel Galindo y Galindo.

Los hechos son referidos en el capítulo XV, denominado Catástrofe de Chalchicomula. El libro fue escrito en 1904 y publicado por la Secretaría de Fomento ese mismo año.

En el contexto histórico, hay que señalar que en 1861, la Convención Tripartita integrada por Francia, Inglaterra y España, anunciaron el envío de ejércitos para cobrar el pago de los préstamos hechos al Gobierno de Benito Juárez.

Ante la amenaza, Juárez decidió trasladar los pertrechos militares que guardaba en el Puerto de Veracruz y la Fortaleza San Carlos de Perote a San Andrés Chalchicomula, hoy rebautizada como Ciudad Serdán, para evitar que los extranjeros se apoderaran del parque, compuesto por diversas granadas y pólvora.

El Jefe Político, José María Velázquez, ordenó almacenarlas en el edificio de la Colecturía del Diezmo, convertido en cuartel. A principios de 1862, las fuerzas extranjeras desembarcaron y el Ejército de Oriente estaba estacionado en Orizaba.

En las negociaciones del Tratado de la Soledad, para evitar la guerra, se acordó  que los ejércitos invasores ocuparían pacíficamente las ciudades de Córdoba, Orizaba y Tehuacán. El general Ignacio Zaragoza, comandante del Ejército de Oriente, ordenó a la Primera Brigada de la Tercera División trasladarse a San Andrés Chalchicomula.

José María Velázquez, ante la inminente llegada de tropas, ordenó que se alojaran en la Colecturía y se trasladaran los pertrechos al templo de Guadalupe en las afueras del pueblo.

Las municiones se empezaron a trasladar en carretas y animales, pero al llegar los soldados, no habían terminado. Los soldados se instalaron y el trasiego continuó al anochecer.

El ejército y sus mujeres acompañantes encendieron fogatas en el patio para preparar los alimentos. Un escribiente se alumbraba con una vela. No se sabe si las chispas de las fogatas o la caída de la vela al piso, alcanzaron los regueros de pólvora.

Pasadas las ocho de la noche, se escucharon varios estruendos. La Colecturía quedó destruida y las paredes de las casas aledañas se desplomaron.

Volaron cuerpos humanos enteros, así como restos de personas, mientras una nube de humo y pólvora cubrió los restos del edificio. Había lamentos por dondequiera. La calle Hidalgo en toda su extensión, era un espectáculo fúnebre, con cuerpos y restos colocados a todo lo ancho y largo.

Al momento de la explosión los soldados se encontraban reunidos porque estaban pasando lista. A los tres días llegaron médicos de los ejércitos francés y español, pero poco pudieron hacer.

Como no había hospital en el pueblo, la casa de un vecino, Don Julián Muñoz se ocupó como tal, al igual que una iglesia y el hotel La Esperanza; un acaudalado alemán, Don Martin Tritschler, quien residía en el pueblo, se encargó de los gastos funerarios.

El saldo de la explosión fue la muerte de mil 17 soldados, 25 oficiales y 40 vecinos del pueblo, además de un gran número de mujeres y niños que acompañaban a los soldados; se perdieron 80 quintales (46 kilos cada uno) de pólvora y mil granadas de diversas dimensiones.

La mayoría de los altos mandos de la Brigada sobrevivieron, pues al momento de la tragedia se encontraban fuera de la Colecturía buscando un lugar donde comprar comida.

En esa noche el Gobierno perdió una parte del Ejército de Oriente, que dos meses después, el 5 de Mayo de 1862, derrotaría al ejército francés, en la Batalla de Puebla.

Muchas familias emigraron. De muchas partes del país se recibió ayuda física y monetaria.

leticia_montagner@hotmail.com

Anteriores

Leticia Montagner

Leticia Montagner es licenciada en Periodismo y tiene la maestría en Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Doctorada en Derecho y Género. Fue catedrática de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla y de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Es pionera en Puebla de noticiarios y programas radiofónicos con perspectiva de género desde 1997. Conductora de programas de radio y televisión en Puebla. Actualmente es catedrática de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, escribe una columna política los miércoles en El Sol de Puebla y conduce la Revista ABC en ABC Radio 1280 de AM.