Primer encuentro AMLO-Biden

El hecho de que los demócratas suelan usar más guantes de seda que de carnaza en la relación con México no nos eximirá de presiones.

Seis semanas después de haber tomado posesión como presidente de Estados Unidos, Joe Biden sostuvo su primera reunión virtual con el mandatario de México, Andrés Manuel López Obrador.

En sentido estricto, fue el segundo contacto virtual por parte del presidente de nuestro país, si consideramos la carta de felicitación enviada el pasado 14 de diciembre, una vez que el ciudadano Biden fue formalmente declarado presidente electo.

En esa misiva, el presidente de México señaló que “los gobernantes (de ambos países) debemos esforzarnos en mantener buenas relaciones bilaterales fincadas en la colaboración, la amistad y el respeto a nuestras soberanías”.

Este primer encuentro virtual cara a cara entre ambos mandatarios confirma que la relación entre países, que son vecinos (por la geografía), socios (por el comercio) y aliados (por la democracia y la seguridad hemisférica), está por encima de los humores de sus protagonistas y de los rumores partidistas coyunturales.

Quienes se inclinaron por un inicio conflictivo entre ambos jefes de Estado hoy podrán corroborar que fue una mala apuesta. Recordemos que “Estados Unidos no tiene amigos, tiene intereses”, y en el interés nacional de México y la Unión Americana está mantener relaciones de cooperación, coordinación y colaboración en un marco de respeto y dignidad a sus respectivas soberanías y pueblos.

Si bien fue un encuentro vía remota, la agenda trató temas de la cercana realidad concreta: respuesta a la COVID-19, migración, seguridad, cambio climático y T-MEC.

De las potencias mundiales, la Unión Americana tiene el mayor número de afectaciones por la pandemia, en términos sanitarios, económicos y políticos. En tal sentido, podemos afirmar que, al menos en esta ocasión, no operó la conseja epidemiológica de que “si a Estados Unidos le pega un catarro, a México le dará una neumonía”.

Más allá de si tendremos acceso o no a las vacunas estadounidenses, tanto el expresidente Trump como el presidente Biden parecen compartir la visión de lo que podríamos llamar una “sociedad sanitaria y de salud pública” entre EUA, México y Canadá, por la que las tres naciones deberían mantener enfoques, estándares y soluciones similares en el tratamiento de la pandemia. Está en el interés medular del T-MEC disponer de trabajadores, consumidores, productores y connacionales vacunados y protegidos ante la pandemia.

Otro de los puntos positivos para nuestra nación en los primeros días del nuevo gobierno estadounidense es la distensión en materia migratoria. Las primeras acciones ejecutivas de Biden retiraron la condición de facto de “tercer país seguro” que Trump le dio a México, y el chantaje latente de un cierre inesperado de la frontera a personas y mercancías mexicanas en cualquier momento. Tan cambiaron las condiciones, que en la cumbre virtual pudo haberse planteado de lo que parecía vedado hace unos meses: un posible acuerdo especial para trabajadores migratorios de México y Centroamérica.

Sin embargo, el hecho de que los demócratas suelan usar más guantes de seda que de carnaza en la relación con México no nos eximirá de presiones en otros temas que están en sus legítimos intereses nacionales: energías limpias, inspectores laborales y entrega de capos y funcionarios vinculados al narcotráfico, por ejemplo. Nada imposible, nada que el diálogo, la diplomacia y la política del buen vecino no puedan acordar y pactar.

 

ricardomonreala@yahoo.com.mx

Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA 

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Ricardo Monreal

El doctor en Derecho, Ricardo Monreal Ávila, nació el 19 de septiembre de 1960 en Plateros, Zacatecas, en el seno de una familia de catorce hijos.

Estudió Derecho en la Universidad Autónoma de Zacatecas y luego cursó estudios de maestría y doctorado en Derecho Constitucional y Administrativo en la Universidad Nacional Autónoma de México.

En 1975 comienza su trayectoria política militando en las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), allí ocupó varios cargos: fue coordinador nacional de la Defensa Jurídica del Voto en la Secretaría de elecciones de la dirigencia nacional; presidió el Comité Directivo Estatal de Zacatecas y, posteriormente, fue secretario de Acción Política de la Confederación Nacional Campesina. En éste periodo de militancia participó en el Congreso de la Unión, fue diputado federal dos veces (1988-1991 y 1997-1998) y llegó al puesto de senador (1991-1997).

En 1998, Monreal Ávila abandona al PRI para unirse a las filas del PRD y contender, ese mismo año, a la gobernación del estado de Zacatecas.

Fue diputado federal en tres periodos: de 1988 a 1991 y de 1997 a 1998 por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), y entre 2012 y 2015 por Movimiento Ciudadano y por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Cumplió labores como senador en dos periodos, de 1991 a 1997 y de 2006 a 2012 por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el  Partido del Trabajo (PT).

Ahora por tercera ocasión es Senador de la República y coordinador de la fracción parlamentaria de Morena.