Una tesis doctoral de la investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se ha convertido en un libro. La historiadora Emma Yanes Rizo escribió y presentó su libro: Que de Dónde, Amigo Vengo. Los Orígenes de la Loza Estannífera o Talavera Poblana. 1550-1653, donde resume la sensación placentera de mirar la famosa cerámica.
La talavera, esa cerámica que por su historia forma parte de la identidad a la ciudad de Puebla y a sus habitantes desde el siglo XVI.
Los orígenes de la loza estannífera (que contiene estaño) o talavera poblana, nace en 1550 cuando un grupo de artesanos españoles de los talleres de Talavera de la Reina, Sevilla y Génova se establecieron en la Angelópolis y comenzaron a producirla.
La investigadora del INAH, respondió a la pregunta que de los historiadores del porqué los ceramistas de España vinieron a Puebla, que se debió a la ubicación geográfica de Puebla, la facilidad de acceso de quienes hacían la loza a las materias primas, la necesidad y demanda de contenedores de barro de la ciudad por el lugar estratégico para el comercio, por ser una ciudad manufacturera y cabeza de obispado.
Determinadas teorías sobre la aparición de esta labor de loceros que se habían manejado no eran las adecuadas; algunos decían que su origen se debía a frailes llegados a la Nueva España que no es la correcta aunque los religiosos dominicos sí trabajaron con la talavera de la Reyna, como lo fueron los dominicos. Otra hipótesis más, agregó Yanes Rizo, fue que, según la documentación encontrada, alfareros españoles llegaron en 1629 a Puebla.
Los primeros talleres se ubicaron cerca de lo que ahora es el Paseo Bravo, además de que estaban por el rio San Francisco y los centros religiosos. Eran albañiles móviles y principalmente hacían cañerías de barro y ladrillos, luego se fueron especializando en lo suntuario. Fueron procesos paulatinos.
Gremios de loceros de Puebla emularon las ordenanzas de Sevilla para adecuar su trabajo, según las ordenanzas de 1653, se habían establecido y producían.
En base a trabajo de archivo en México y Sevilla, el libro documenta el origen fundamentalmente talaverano, sevillano y genovés de los primeros loceros que llegaron a la ciudad de Puebla a mediados del siglo XVI y cuya red se extendió al menos hasta mediados del siglo XVII.
La investigación se compone de tres grandes apartados. El primero explica por qué la ciudad de Puebla resultó idónea para el establecimiento de esa industria; el segundo detalla cómo ocurrió la expansión de la red de loceros, y el tercero describe la técnica, el proceso laboral y las maquinas, herramientas y hornos de los alfares, así como la producción de estos talleres.
En conjunto, la obra ofrece una lectura en torno a la historia de la loza estannífera o talavera, técnica que cuenta desde 1994 con Denominación de Origen y que en la actualidad sigue siendo un elemento de identidad regional.
La tesis para obtener el grado de doctora en Historia del Arte la hizo en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, con el título La Loza Estannífera de Puebla, de la Comunidad Original de Loceros a la Formación del Gremio (1550-1653).
Actualmente Emma está al frente del Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (FONART), dependiente de la Secretaría de Cultura federal de la administración lopezobradorista.
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Leticia Montagner es licenciada en Periodismo y tiene la maestría en Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Doctorada en Derecho y Género. Fue catedrática de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla y de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Es pionera en Puebla de noticiarios y programas radiofónicos con perspectiva de género desde 1997. Conductora de programas de radio y televisión en Puebla. Actualmente es catedrática de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, escribe una columna política los miércoles en El Sol de Puebla y conduce la Revista ABC en ABC Radio 1280 de AM.
