Gobernador o gobernadora interina

Vaya reto y compromiso que tiene la mayoría parlamentaria de la LX Legislatura del Congreso del estado, conformada por los diputados de Morena, el PT y el PES: nombrar un gobernador interino que los muestre como prudentes, tolerantes y mesurados, en otras palabras como hombres y mujeres de Estado, antes que como políticos ambiciosos o vengativos.

Encontrar al gobernador o gobernadora interina, que se haga cargo de conducir los destinos del gobierno en una situación de crisis y polarización política y social en un plazo de tres a cinco meses, será una tarea compleja.

De entrada porque no hay muchas opciones y porque el elegido o la elegida tiene que pasar varios filtros complicados, entre ellos ser una figura política de consenso, de conciliación y políticamente neutral, cuyo nombramiento no se sienta como un agravio para los panistas-morenovallistas que habían ganado la gubernatura con Martha Erika Alonso, y que pueda transitar sin levantar aspavientos entre los rijosos legisladores del bloque Juntos Haremos Historia.

Pero que además cuente con el aval de la Secretaría de Gobernación federal o al menos de su titular Olga Sánchez Cordero y el subsecretario Zoé Robledo Aburto, y que no sea vetada por dirigentes nacionales y locales del PAN y del PRD.

Lo ideal es que fuera conocida y reconocida y que tuviera el talento y la capacidad de trabajar con algunos de los secretarios de despacho designados por la extinta gobernadora y de sumar a nuevos colaboradores por tres o cinco meses que hicieran equipo o se integraran con aquellos.

En la actual coyuntura habría que descartar a varios de los que se mencionaron antes de que la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) fallara en favor de Martha Erika Alonso, como el diputado federal Fernando Manzanilla Prieto, la senadora Nancy de la Sierra Arámburo, el presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política de la LX Legislatura, Gabriel Biestro Medinilla, y el abogado y ex secretario de Gobernación en un tramo del sexenio de Manuel Bartlett, Carlos Meza Viveros.

Ninguno de éstos sería aceptado por los seguidores y simpatizantes de Martha Erika Alonso y Rafael Moreno Valle.

Por ello habría que explorar nuevas opciones y quizás fuera de los partidos políticos tradicionales.

Quizás en los rectores de la Universidad de las Américas Puebla, Luis Ernesto Derbez Bautista, o de la Universidad Anáhuac campus Puebla, José Mata Temoltzin; en los ex rectores de la BUAP, José Doger Corte y Juvencio Monroy Ponce; en el presidente de la Junta Local del Instituto Nacional Electoral, Marcos Rodríguez del Castillo; en el ex presidente municipal de Puebla y ex presidente del Tribunal Superior de Justicia, Guillermo Pacheco Pulido; o en los académicos y ex consejeros electorales como René Valdiviezo Sandoval, Olga Lazcano Ponce y Miguel Ángel Rodríguez; o en destacados ex funcionarios de la BUAP como Pedro Hugo Hernández Tejeda, Armando Valerdi Rojas y Eduardo Lobato Mendizábal, entre otros.

Alternativas hay, varios de los arriba mencionados son figuras neutrales y de prestigio que pasarían los filtros legales y políticos sin mayor dificultad, pero hay que convencerlos y hacer que los grupos y partidos antagónicos no los veten, ni los descalifiquen.

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