Ni diálogo ni debate por uniones "gay"

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Las marchas del fin de semana terminaron por polarizar a las familias de Puebla. Dejaron por sentado que la Angelópolis sigue siendo un bastión del conservadurismo y la religión.

Miles -sin precisar cuántos- se volcaron a las calles con la marcha por la familia, aunque no bajo una misma línea discursiva. Mientras unos defendían su derecho a me infestarse, otros abogaban por su religión e incluso, hubo quienes defendieron la familia ya sea tradicional o diversa.

El mensaje que lanzaron los poblanos es el de no reconocer las libertades y derechos de un sector que siempre ha estado allí, agazapado y hasta convertido en objeto de burla.

Lo que llamó la atención es la escasa participación del sector LGBT en la marcha del domingo. Mientras organizaciones afines y hasta un reducido grupo de jóvenes católicos se hicieron presentes en la manifestación, hubo cientos que no le prestaron la atención o evitaron formar parte del contingente.

Ese es el otro mensaje, el lazado por los rechazados, el de un sector pasivo que pese a contar con activistas e integrantes dispuestos a reclamar sus libertades, existe en la clandestinidad un sector muy amplio que prefieren el anonimato antes que ser señalados, o precisamente por ello.

Después del fin de semana, las posiciones quedaron más distanciadas, lejos de un diálogo o un debate real que pueda dar paso al reconocimiento de México como una nación construida por todos.

* "La libertad de amar no es menos sagrada que la libertad de pensar. Lo que hoy se llama adulterio, antaño se llamó herejía": Víctor Hugo.

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